Desde el cierre de la mina, Almadén ha perdido 1.200 habitantes. Llegó a tener 14.000 y ahora apenas hay 5.000 censados. Así lo explica Marifé Marjalizo, vecina del pueblo e hija de unos de los mineros que se encerró en 1984: "Antes, las calles estaban llenas de gente. Ahora en todas las calles o se alquila o se vende", recuerda.

Desde hace siete años la mina de Almadén es Patrimonio de la Humanidad, por eso piden el mismo reconocimiento que otras ciudades que también lo son.

Raquel Jurado, de la plataforma Forzados Almadén, explica que "la declaración de bienes de Patrimonio de la Humanidad no se ha traducido en la difusión o el apoyo por parte de la Junta" que esperaban.

La despoblación ha provocado que falten servicios médicos de primera necesidad y que haya que desplazarse a municipios colindantes.

"Los mayores tienen que desplazarse a 85 km y el servicio es tan precario que a veces pasan todo el día en la carretera", cuenta Ángela Carrasco, de la Plataforma Sanidad Digna. También Antonio Fernández, de la misma asociación, explica que faltan médicos de cabecera.

Piden más recursos para Sanidad y también para Educación. Para luchar por el futuro de Almadén se han encerrado en la mina siete hombres y cuatro mujeres durante 11 días. Un encierro que recrea el del 1984 de 11 mineros.

La nieta de uno de ellos ha estado en este que reconoce que es "un orgullo inmenso" revivir lo que vivió su abuelo hace ya 35 años. 11 días que esperan sirvan de algo. "Sé que vamos a conseguir empezar un camino nuevo, queremos sacar esto a flote", explica una de las participantes.

Habrá que ver si es verdad que finalmente del pozo se sale.