Acompañados en todo momento por un equipo de psicólogos de la Cruz Roja, trabajadores sociales y mossos en una zona habilitada para ellos en la tercera planta del edificio principal de la Ciudad de la Justicia. Hasta aquí han llegado hasta el momento 12 familias. No todas son cercanas a los fallecidos, buscan a sus seres queridos que desaparecieron en los momentos más tensos del fatídico 17 de agosto.

Las horas se hacen largas debido a la dificultad de las labores de reconocimiento. Decenas de voluntarios de todas partes se acercan para traer comida a los familiares que buscan una respuesta. El dolor puede continuar varios días ya que hasta que no se concluya la identificación de las víctimas no se podrán repatriar los cuerpos en el caso de que sean extranjeros y siempre que lo haya autorizado previamente un juez.

Momentos de angustia que también se viven en los hospitales. Mohammed ha acudido hasta el Hospital del Mar a ver a una familia francesa de origen marroquí que estaban de vacaciones en España. El niño al que la furgoneta arrolló y se encuentra grave, y a su padre. "El terrorismo no elige, los criminales pueden matar a cualquiera", ha declarado Mohammed.

La angustia y la incertidumbre embarga a las familias de los 55 heridos todavía hospitalizados del atentado más cruel ocurrido en España desde el 11-M.