Según las pesquisas, los arrestados, disfrazados, aprovecharon su superioridad numérica y el anonimato que les confería unas máscaras para asaltar a las víctimas, en busca sobre todo de telefonía móvil y dinero.
Los dos asaltos investigados se produjeron la noche del 31 de octubre sobre las 21:00 horas en una misma zona y a manos presuntamente de un grupo de jóvenes que ocultaban sus rostros con máscaras y pasamontañas, según han informado desde la Comisaría provincial.
Una de las víctimas, un menor de 15 años, se enfrentó a los encapuchados después de que éstos le exigieran supuestamente la entrega de su teléfono móvil, recibiendo patadas y golpes por parte de aquellos, según han precisado desde la Policía Nacional en un comunicado.
La resistencia misma del menor y la intercesión de una ciudadana frustraron el robo, aunque la víctima tuvo que ser trasladada a un centro sanitario con una contusión nasal, herida incisa en labio superior y contusión en rodilla.
Esa misma noche e instantes después en una zona próxima, una menor de 13 años informaba a la Policía Nacional del robo de su teléfono móvil por un grupo numeroso de encapuchados, con características muy similares a los autores del intento de asalto acontecido momentos antes.
En este segundo caso, la víctima había forcejeado con los asaltantes, que esta vez sí consiguieron llevarse con violencia el teléfono móvil y dinero.
Los agentes desplegados en la zona norte de la capital malagueña lograron localizar e identificar a un grupo de ocho personas, cinco menores de edad, quienes, tras las pesquisas efectuadas, fueron detenidas como presuntas responsables de sendos robos con violencia o intimidación.
A uno de los identificados le fue intervenido un teléfono móvil sustraído a una de las víctimas. Asimismo, los agentes también intervinieron máscaras, pasamontañas, pañuelos y gorras utilizados en los asaltos.
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