Según han informado los Mossos, los hechos sucedieron la madrugada del 2 de septiembre, cuando los agentes recibieron el aviso de que había un vehículo detenido en el carril izquierdo de la A-2, a la altura de Esparreguera.

Al lugar se desplazaron dos dotaciones de la comisaría de Martorell y un indicativo de Tráfico, que encontraron una furgoneta accidentada detenida en la autovía, sin ningún tipo de señalización, ya que el vehículo tenía las luces apagadas y el conductor no había colocado los triángulos de señalización de peligro.

El conductor, que se encontraba en el interior del vehículo, se encontraba ileso, pero la furgoneta había sufrido varias colisiones contra la valla de separación del lado izquierdo de la vía a lo largo de unos 200 metros.

Además, los agentes observaron que el conductor mostraba signos evidentes de ebriedad, y la prueba de alcoholemia reveló que tenía una tasa de alcohol de 0,83 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, cuando la tasa permitida legalmente es de 0,25 miligramos por litro.

Los Mossos informaron al conductor, un hombre de 23 años vecino de Cornellà de Llobregat, que debía presentarse al juzgado por conducir bajo los efectos del alcohol y por originar un grave riesgo en la circulación, al no advertir al resto de usuarios de la presencia de la furgoneta accidentada.

El conductor, no obstante, manifestó varias veces su negativa de presentarse ante el juez, por lo que los agentes lo detuvieron para garantizar su comparecencia.

Imagen de archivo de agentes de la Ertzaintza

Uno de ellos en estado grave

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