El juicio por el accidente del tren Alvia registrado el 24 de julio de 2013, con 80 víctimas mortales y casi centenar y medio de heridos, vive un momento clave este jueves con la declaración de Francisco José Garzón Amo, el maquinista del tren que descarriló en la entrada a Santiago.
Garzón, que se ha emocionado en varias ocasiones a lo largo de su declaración, ha negado que hubiese una señalización adecuada que indicase que tenía que reducir la velocidad para entrar en la curva de A Grandeira, donde entró al doble de la velocidad permitida (191 km/h frente a 80).
El maquinista ha confesado que solo recibió 32 horas deformación para llevar el tren, y que iba a la velocidad máxima prefijada para "llegar a la hora".
"No me dio tiempo para frenar", ha asegurado, insistiendo en la falta de indicaciones para reducir la velocidad del tren en el tramo donde se produjo el accidente.
De hecho, ha insistido en que no activó el frenado porque "no había nada que lo indicara". A la pregunta de si estaba establecido en el libro horario que se llegara a 200 km/h a la curva, ha respondido afirmativamente. "Lo indiqué al responsable de seguridad de la zona", ha aseverado.
"Renfe y Adif tienen que evaluar los riesgos para proteger a los conductores y los viajeros", ha asegurado el maquinista, detallando que hoy no habría pasado lo mismo ya que, entre lágrimas, ha explicado que "a muy desgracia de las víctimas", el accidente sirvió para subsanar los problemas.
Garzón ha confesado que está seguro de que ahora esto no se volvería a repetir, ya que "con las medidas que hay ahora, que son las que tendrían que haber estado, es imposible". Un mensaje que ha aprovechado para volver a pedir perdón a las víctimas.
El otro acusado, un exresponsable de Adif
La jueza María Elena Fernández Currás anunció al final de la sesión inaugural, celebrada el miércoles, que la siguiente jornada se retomaría con la testifical del conductor y que ya el día 13 será el turno de la otra persona que se sienta en el banquillo, Andrés Cortabitarte,responsable de la seguridad en la circulación de Adif en el momento del siniestro.
El del Alvia será un juicio largo que estará centrado en la responsabilidad de Garzón, que encaró la curva de A Grandeira a más del doble de la velocidad permitida (191 km/h frente a 80), y la del otrora alto cargo del administrador de la infraestructura, en su caso por eventuales problemas que pudiesen haber afectado a la seguridad, al no prever un frenado técnico.
A Garzón y Cortabitarte se les imputan, respectivamente, ocho decenas de fallecimientos por imprudencia grave profesional, 145 de lesiones por el mismo motivo y un delito de daños, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
El Ministerio Fiscal solicita para cada uno de ellos cuatro años de prisión y demanda la inhabilitación del maquinista para su oficio durante el tiempo de la condena, y la del cargo de Adif para cualquier profesión que implique gestión, seguridad o responsabilidad en este tipo de infraestructuras.
La reclamación total de daños y perjuicios en materia de responsabilidad civil asciende a 57.686.635,93 euros. El expediente principal está conformado por 44.460 folios, los cuales están divididos en 95 tomos.
El juzgado ha admitido las declaraciones de 522 testigos, 21 testigos-peritos y 126 peritos (669 testificales en total), con el matiz de que las partes puedan desistir de alguna, en cualquier momento del transcurso de la vista, que se prevé se prolongue nueve meses.