Es como si el Día de los abuelos viniera a recordarnos que les debemos algo. Y en cierto modo así es. La sociedad está en deuda con la generación más contestataria que conocemos. La única capaz de ocuparse de sus nietos y hacer suyo el descontento social por los desplantes del extinto Gobierno de Rajoy con las pensiones.
Son ellos los que se echaron a la calle para abanderar la lucha por la subida de los pensiones. Se negaban a que la prestación a toda una vida de trabajo estuviera atada a la voluntad del Gobierno y no a la evolución lógica de los precios del mercado. No pedían nada raro. Normalmente no lo hacen. Reclaman cosas lógicas: un trato justo en reconocimiento a su estatus y cercanía con su familia.
Fueron ellos -los abuelos de este siglo- los que pelearon por el nacimiento de la democracia, los que sobrevivieron a la dictadura franquista, los que buscaron trabajo fuera de España y ahora ven cómo nuestra hospitalidad no responde con la misma moneda y los que ahora vuelven a ser padres. Lo fueron hace años y lo son de nuevo en sus años de retiro. No literalmente, pero sí al efecto.
Una encuesta sobre 290.000 personas mayores de 50 años de hasta 20 países europeos arroja datos inequívocos. Uno de cada cuatro abuelos españoles (un 25%) cuida de sus nietos al menos durante siete horas al día. ¿Existe algún factor social que motive estos datos? Hay otro dato que podría responder a esta pregunta: sólo uno de cada nueve abuelos decide cuidar a sus nietos por decisión propia. El resto forman parte de los llamados "abuelos esclavos", aquellos que reciben un encargo impuesto. Se sienten obligados a hacerse cargo de sus nietos, a ser los nuevos padres en la sombra; y quizá la crisis económica y los modelos de vida actuales tengan gran parte de culpa.
La crisis hubiera sido más crisis sin ellos, sin duda. Cuando el grifo del dinero se cerró en miles de hogares españoles, sólo quedaron ellos. Tocaba volver a echarse la familia a la espalda: los abuelos volvían a ser la cabeza visible, los que marcaban la pauta en cientos de familias. Hoy son los primeros a los que recurrir cuando pintan bastos, cuando no nos podemos permitir el lujo de que un tercero cuide de nuestros hijos o cuando nuestra situación familiar o laboral hace que los padres -los biológicos- tengan que separarse de ellos varias horas al día. El modelo de familia ha cambiado, sí; pero los abuelos no: ahí estaban y ahí están.
El 26 de julio hasta Google les dedica uno de sus famosos 'doodles'. La portada del buscador más extendido del mundo abre con la imagen de una pareja de abuelos rodeada de niños a los que ofrecen una lectura. La escena nos suena, seguro. Por eso merecen ese 'doodle' y todos los homenajes que les queramos rendir.
Los grandes olvidados de la sociedad
Con motivo del 26 de julio, Mensajeros de la Paz ha hecho pública una investigación realizada por Sigma Dos entre 600 personas de más de 65 años. Dicha investigación arroja que un 68% de los encuestados considera que la figura de las personas mayores está poco (46,1%) o nada (21,9%) valorada por la sociedad. Tan solo un 6% opina que están muy bien valorados.
En este sentido, el fundador y presidente de la organización, el padre Ángel, ha reivindicado que "es vital sensibilizar a la sociedad de la importancia de la figura de los abuelos en las comunidades".
A su vez, según esta investigación, cuando las personas mayores necesitan ayuda, un 40,8% recurre a su entorno más cercano de parientes y amigos, mientras que un 6% aseguran no tener a quien acudir. Así, desde Mensajeros de la Paz, manifiestan la importancia de poner en valor la figura de los mayores, "que se sientan reconocidos" y que, a través de celebraciones, como este Día de los Abuelos, sepan que no están solos y tienen con quien contar.
El estudio también refleja que las pensiones son otra de las grandes preocupaciones de este colectivo ya que un 40% de los encuestados señala que su pensión actual no le permite mantener el nivel de vida que tenía antes de jubilarse. Otro 26%, aunque afirma que sí que puede mantener el nivel, lo logra con dificultades. Así, el padre Ángel reclama que la sociedad "no puede descansar hasta que todo el mundo tenga una casa o un trabajo".
Por otro lado, el lo que respecta al cuidado de los nietos el padre Ángel asegura que "depende de cómo uno quiera ver el vaso", mientras unos "creen que es esclavizar a los abuelos", otros, como él, aseguran que cuando llega "el fin de la vida, lo que se recuerda es a los abuelos con los nietos".
"Aquellos que hemos tenido abuelos a veces esperábamos a que llegasen las vacaciones para estar con ellos. Esos abuelos que nos disculpaban o alcahuetaban respecto a nuestros padres. Por eso las vacaciones son un motivo para disfrutar de los mayores", ha concluido el padre Ángel.
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