La plaga del lodo
El dolor y el miedo al olvido conviven en Valencia un mes después de la devastación de la DANA
El detonante Hace un mes una DANA se posó sobre Valencia donde descargó tanta agua que los barrancos no lo soportaron y las riadas arrasaron con todo. Aún hay cuatro desaparecidos.
Un mes. Es el tiempo que ha pasado desde el pasado martes 29 de octubre cuando una DANA provocó que una riada arrasase con 75 municipios en la provincia de Valencia. La voracidad del agua ya ha dejado 222 víctimas mortales, mientras que cuatro personas continúan todavía desaparecidas. En pueblos de Castilla-La Mancha y Andalucía también afectados por el temporal se vuelve con mucha más facilidad a la normalidad. No como en Valencia.
En la región más castigada por el temporal todavía hay calles repletas de barro, lodo, hedor y, sobre todo, mucho dolor. A este sentimiento de los vecinos se suma el del miedo al olvido. Es cierto que toda una sociedad se volcó con los afectados, pero la ayuda allí sigue siendo necesaria, mientras el enfado con las autoridades se incrementa.
La tragedia ha sido histórica, empezando por el desastre natural. La formación de trenes de tormentas sobre las cuencas de los ríos Magro, Júcar, Turia y la Rambla del Poyo provocó que sufrieran crecidas extraordinarias generando desbordamientos de ríos y barrancos. El del Poyo, formado por la unión de tres barrancos a lo largo de 462 kilómetros cuadrados hasta desembocar en L'Albufera, pasó de estar seco a transportar más de 2.000 metros cúbicos por la tarde.
Su fuerte desbordamiento se incrementó a partir de los municipios de Torrent y Paiporta, llevándose por delante puentes, carreteras, coches, casas y hasta vías de tren. Prueba de ello son las impactantes imágenes que llegaban desde Picanya donde uno de sus puentes fue, literalmente, arrastrado.
También las cifras dan una pista de lo sucedido. Son casi 4.000 -3.906- las edificaciones que se han visto afectadas, así como 531,6 kilómetros de carreteras y 15,2 de vías férreas. Entre estas edificaciones se encuentran instalaciones públicas como colegios o centros de salud. Ahora, un mes después, empiezan a recobrar su actividad, pero no la habitual.
Para la reconstrucción de toda esta zona serán necesarios al menos 31.000 millones de euros, según la primera estimación de la Generalitat valenciana. Las ayudas aprobadas por los distintos Ejecutivos empiezan a llegar, pero a cuenta a gotas que los vecinos consideran insuficiente, como también consideran que ha sido la ayuda recibida por las instituciones.
La catástrofe deja absoluta destrucción que ha llevado, incluso, a que haya municipios incomunicados. Un mes después, unos 20.000 profesionales siguen desplegados en las zonas afectadas, donde los trabajos están centrados en extraer el lodo de los garajes y retirar los desechos que ha dejado la riada.
Durante este tiempo, ya se han retirado 200.000 toneladas de residuos, basuras y enseres que en ciertos puntos todavía no permiten el paso. Una cifra superior a todo lo que se retira en toda la Comunitat Valenciana a lo largo de un año. Una basura que persiste en las calles a pesar de la oleada de voluntarios que desde el primer día estuvo con los municipios afectados.
Más allá de la basura visible y en la superficie, el lodo también se acumula en los sistemas de alcantarillado convirtiéndose en una auténtica plaga. A medida que pasa el tiempo, es más difícil luchar contra ella porque el barro se seca y sacarlo es ardua tarea. Además, al secarse se incrusta en los neumáticos, como si fuesen pequeños cristales, haciéndolos explotar.
Unas partículas que también se adentran en el cuerpo afectando a la salud. Así, la DANA también ha desembocado en un problema de salud pública debido a la basura, al barro que se seca y al agua estancada que todavía anega garajes un mes después. Es tal la gravedad que desde el Ministerio de Sanidad y la Conselleria de Sanitat de la región, elaboraron un protocolo de vigilancia para la detección precoz de casos de infección.
Por un lado, las autoridades sanitarias alertan sobre la transmisión alimentaria-hídrica de infecciones como gastroenteritis, ictericia aguda y leptospirosis, pero también respecto a las relacionadas con la transmisión respiratoria. Y es que la exposición a aguas contaminadas o el ambiente húmedo pueden generar infecciones respiratorias, como neumonía bacteriana o legionella.
De hecho, un mes después el CECOPI continúa alertando a la población para evitar complicaciones de salud. Entre ellas, piden a la población vulnerables que evite participar en las labores de limpieza y que estos sean realizados con mascarilla. El polvo suspendido, incluso, lleva a recomendar no salir a la calle. Precauciones que también se deben de tener al limpiar el moho o al beber agua del grifo debido al estado de las tuberías, muchas, atascadas.
Lo que también colapsa son los descampados de los municipios afectados convertidos en auténticos vertederos de chatarra. Todo debido a los vehículos afectados por el temporal que según los últimos datos ya son 120.000, de ellos el 95% se encuentra en siniestro total. Si bien quedan muchos cuyos dueños no han logrado localizarlos, para ello se ha puesto en marcha la aplicación 'Localitza Vehicle'.
Letur, epicentro de la tragedia en Castilla-La Mancha
La furia del agua de aquel martes fue brutal. Una furia que también llegó a la localidad albaceteña de Letur. Allí, el agua inundó en cuestión de minutos las calles que dan acceso al casco viejo, arrasando todo a su paso, incluso la vida de seis vecinos. Este pueblo también está en la senda de la recuperación donde las tareas de limpieza avanzan y ya se han derruido más de una docena de viviendas, pero 45 familias siguen a la espera de volver a la casa donde estaban hace un mes.
Eso sí, ahora, al echar la vista atrás, no hay vecino que no coincida en decir que lo peor de esta tragedia ha sido la angustiosa búsqueda de los seis cuerpos, que terminó ocho días después de la riada, y aunque valoran que no faltaron recursos, afirman que tenían la pena de saber durante estas jornadas de búsqueda que no había esperanza de que hubiesen sobrevivido.
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