La defensa de la familia Arrieta no cree que el crimen del cirujano colombiano fuera accidental, tal y como señala en el informe final de la coacusación al que ha tenido acceso laSexta, en el que defiende que, basándose "en los hechos, queda claro que" Daniel Sancho "actuó con la intención de matar a la víctima".
Antes de comenzar el relato sobre lo que el abogado de la familia Arrieta cree que ocurrió el 2 de agosto de 2023, este recuerda qué declaró Sancho durante la investigación al respecto: "Dijo que, entre las 16:00 y las 16:30 horas, mientras estaba sentado en la cama de su habitación en el hotel Bokeian, habló con la víctima para poner fin a su relación. Sin embargo, la víctima se negó y trató de tener relaciones sexuales con el acusado, quien también se negó. Entonces, el acusado se levantó y le dio un fuerte puñetazo en la cara a la víctima con su mano izquierda, lo que hizo que la víctima cayera hacia atrás".
En ese momento, según el hijo de Sancho, golpeó "su cabeza contra el borde del lavabo con tal fuerza que se rompió la cabeza y comenzó a sangrar, aunque no perdió el conocimiento". "La víctima entonces agarró el brazo del acusado y lo mordió con fuerza, intentando luchar contra él. En respuesta, el acusado levantó a la víctima y la golpeó contra el lavabo, dejándola inconsciente mientras la sangre se derramaba por todo el suelo del baño", se subraya en el informe, haciendo alusión a las declaraciones del acusado, quien "en estado de shock, se quedó inmóvil durante aproximadamente una hora, hasta asegurarse de que la víctima había muerto". "Luego, arrastró el cuerpo de la víctima para desmembrarlo", continuó.
Por todo esto, la defensa de la familia Arrieta, basándose "en estos hechos", considera que "queda claro que el acusado actuó con la intención de matar a la víctima", y lo argumenta defendiendo que si el cirujano "intentó forzar una relación sexual no consentida", Sancho "pudo haber pedido ayuda al dueño del hotel, a los guardias de seguridad del hotel, a los vecinos de las habitaciones contiguas, o incluso pudo haber llamado a la Policía para recibir asistencia".
Sin embargo, tal y como subraya el abogado de la familia Arrieta, el hijo de Rodolfo Sancho "no hizo nada de eso, sino que optó por utilizar la fuerza para agredir a la víctima en repetidas ocasiones con violencia". En este sentido, recuerda que "el acusado tenía habilidades de combate, ya que era un entusiasta del Muay Thai y había estudiado artes marciales, habilidades que utilizó y que podrían haber causado la muerte de la víctima".
En este punto, la defensa destaca "las lesiones externas que había en los restos de la víctima, particularmente en la zona de la cabeza": "Estas incluyen un moretón en la ceja derecha, un moretón en el ojo derecho, una laceración en la nariz con fractura del cartílago nasal, moretones alrededor del ojo izquierdo, una laceración en el lóbulo de la oreja derecha que se extiende hasta la mitad del lado derecho, y una laceración en la parte posterior de la cabeza, entre otras".
Así, en el informe se concluye que "estas lesiones no son el resultado de la descomposición del cuerpo", y que "los moretones y cortaduras mencionados probablemente se debieron a impactos con objetos duros y no cortantes, como las manos". "Además, estos moretones sugieren un acto de violencia considerable, y el perito confirmó que se produjeron antes de que la víctima muriera", se añade.
De esta forma, y tras "comparar las lesiones" de Daniel Sancho "con sus afirmaciones de que la víctima lo había amenazado y agredido", el abogado determina que sus declaraciones "no son creíbles", ya que, tal y como subraya, "no hubo evidencia de que la víctima lo agrediera con violencia, o que usara un arma para amenazar al acusado". "Las lesiones del acusado eran menores y no mortales, como se puede ver en las fotografías de las lesiones del acusado", señala.
Además, la defensa de la familia Arrieta argumenta en el informe que si Sancho "no tenía la intención de matar a la víctima, debería haber buscado ayuda después de infligirle las lesiones y de hacer que la cabeza de la víctima golpeara con fuerza el borde del lavabo, provocando una gran cantidad de sangrado". "El acusado pudo haber solicitado asistencia del personal del hotel, la seguridad del hotel, los residentes cercanos o incluso haber llamado a la Policía, al hospital o a una ambulancia para ayudar a la víctima", defiende el abogado, quien cree que si el investigado "hubiera actuado con rapidez", Arrieta "podría haber recibido tratamiento a tiempo, y no habría muerto".
A pesar de ello, "el acusado no hizo nada de esto y esperó a que la víctima se desangrara hasta morir", denuncia la defensa, destacando, además, que Daniel Sancho "utilizó los materiales y herramientas que había comprado para preparar el asesinato y ocultar las partes del cuerpo en la habitación del hotel".
El abogado de la familia Arrieta continúa su duro relato cronológico sobre lo que cree que ocurrió el 2 de agosto de 2023 declarando que "después de desmembrar el cuerpo, el acusado también alquiló una canoa". "Para ocultar las partes del cuerpo de la víctima, el acusado preparó bolsas de plástico. Así, llevó las partes del cuerpo a la playa Salad y al punto de desecho de basura; tras alquilar la canoa, volvió a su habitación en el hotel Bogeian y salió varias veces con una bolsa de basura negra y una mochila, como se evidencia en las grabaciones de las cámaras de seguridad del hotel Bogeian", explica, destacando que Sancho "confesó haber desechado el cuchillo y la sierra que había comprado junto con las partes del cuerpo en el mar, y también desechó dos teléfonos móviles de la víctima en el océano".
Con todos estos argumentos, la defensa de la familia Arrieta concluye en su informe final que la muerte del cirujano no fue algo accidental, sino que Daniel Sancho actuó en todo momento con "la intención de matar" a Edwin Arrieta. Será este jueves, a las 10:00 hora española, cuando el tribunal tailandés a cargo del juicio de Daniel Sancho como presunto autor de la muerte y descuartizamiento del médico colombiano Edwin Arrieta lleve a cabo la lectura de la sentencia.