La convivencia entre pisos turísticos y vecinos se ha hecho insostenible en muchas ciudades españolas. Se quejan de los ruidos, del mal uso de las zonas públicas y del consumo de alcohol y drogas. El Ayuntamiento de Barcelona ya ha puesto en marcha un servicio de mediación que en siete meses ha resuelto más de 200 conflictos.
Pilar respira aliviada tras resolver el conflicto con el propietario de un piso turístico de su edificio. "Los ruidos son mínimos. Hay noches que prácticamente no se oyen", comenta la vecina afectada.
Durante mas de un año ha tenido que aguantar fiestas y ruidos hasta altas horas de la mañana de los inquilinos. Por eso Pilar acudió al servicio que presta el Ayuntamiento de Barcelona para mediar entre las dos partes y poder resolver el problema.
"Buscamos que las soluciones sean objetivas y complazcan a las dos partes", explica Nidhi Nagdev, mediadora del servicio de convivencia y turismo del ayuntamiento.
Este servicio lleva en marcha siete meses y ya se han resuelto 238 conflictos. La mayoría de ellos son por el ruido, un 47%, el 15% se da por mal uso en las zonas comunes y el 13% por alcohol y drogas.
Estos conflictos provocan que los vecinos quieran impedir los pisos turísticos en sus edificios. "Ya no se exige unanimidad, sino una mayoría de tres quintas partes sin retroactividad", asevera el abogado Carlos Aránguez.
Problemas no se dan sólo en Barcelona, sino en el resto de comunidades.