El lentisco se ha convertido en el nuevo objeto de deseo de los saqueadores. Estas personas van en grupo y se distribuyen por la zona forestal recolectando el lentisco sin permiso de las fincas públicas y privadas donde crece de manera silvestre.

La extracción del lentisco no es sencilla. Primero hay que podar la planta. Después, para conservarla, es necesario meterla en un camión o furgoneta frigorífica.

A pesar de las dificultades, el esfuerzo merece la pena. El lentisco es un producto que no está regulado, por lo que se obtiene a coste cero y se vende principalmente en los mercados de Barcelona y Holanda a un precio de entre un euro y un euro y medio el ramo, según explican los agentes rurales de Barcelona.

Ahora, el expolio se está produciendo sobre todo en el Alto Penedés, pero los bosques de Cataluña no son las únicas víctimas de la extracción masiva de lentisco. Por ejemplo, en Burriana (Castellón) se incautaron 2.500 kilos de lentisco en 2016.

Además, este saqueo a la naturaleza está empezando a tener un impacto ambiental. Según indican los expertos, a largo plazo es una situación muy grave porque se produce una desertización del suelo. El saqueo de lentisco es una práctica ilegal y peligrosa para el medioambiente que si no se regula seguirá creciendo.