Alex tiene 31 años, se visibilizó como hombre trans hace dos y hoy recuerda cómo ha cambiado su vida desde entonces. "Ahora tengo más seguridad, puedo hacer un montón de cosas que antes no podía hacer como ir a la piscina. sobre todo es que tengo más seguridad y que estoy muchísimo más feliz que antes de comenzar todo este proceso", explica Alex.
Y para facilitar el proceso, dice Alex, es fundamental que haya figuras con las que sentirse identificado: "Hace falta referentes, no solo de chavales adolescentes sino también en la edad adulta". Defiende que "cada uno le llega la hora o se atreve a dar el paso cuando las circunstancias son las mejores".
Pero la sociedad, que adolece todavía de transfobia, no se lo pone fácil. Siete de cada diez personas trans reconocen haber sido insultadas. el 31 % ha sufrido acoso, aunque la discriminación a veces es silenciosa.
Victoria Gómez cuenta que en ocasiones no es cuestión de palabras sino de actitudes: "Cuando voy en el metro o en la Renfe y notan que soy transexual pues se apartan. yo, en plan burla, digo bueno me queda más espacio para poner mis cosas que siempre voy cargada".
La única vacuna para situaciones como esta es la educación, aseguran desde las asociaciones LGTBI, que reclaman ya una legislación estatal que les reconozca. Así lo explica Niurka Gibaja, miembro del grupo de políticas trans felgtb: "Mientas las personas trans no tengamos una protección legal o un reconocimiento legal de nuestros derechos, no existimos en la sociedad". Porque dicen, la visibilidad es sinónimo de dignidad.