Unas 700 personas y 16 medios aéreos trabajan desde el alba en las labores de extinción del incendioque asola Gran Canaria, tras dar el relevo a 400 ya agotadas. Nunca antes ha habido en la isla tanta gente luchando contra las llamas, pero ni aún así se ha logrado estabilizar el fuego.
La falta de una base estable en el archipiélago ha obligado a los hidroaviones a viajar desde la península y pueden tardar hasta 24 horas en llegar, un tiempo precioso para contener un fuego que sigue obligando a desalojar poblaciones, más de cincuenta ya, sumando 9.000 personas evacuadas.
Una tarea trabajosa para unos equipos de emergencias desbordados, según indica Jesús González, del servicio de Emergencias de Canarias: "Nos encontramos gente con alguna discapacidad y sobre todo gente que no quiere salir de su casa", explica.
Al salir se convierten en nuevos evacuados, que a veces se apañan como pueden. "Nosotros estamos durmiendo en el coche, todo el mundo no puede dormir en esos sitios", cuenta una vecina desalojada.
Además, muchos de los albergues ya están repletos. "Camas hay unas 380, estamos ocupados totalmente ya", apunta Rafael González, voluntario del albergue en San Mateo.
La delegación de Gobierno de Canarias ha pedido hasta 600 camas, pero, aparte de la pura intendencia de hogar y comida, preocupa también atender a una población nerviosa, que vive su segundo incendio en unos días y que arrastra noches sin dormir sin quitarle ojo al fuego.
Ahora, muchos trabajan para ayudar sin saber siquiera lo que ha pasado con sus casas.