Controlaba su dieta y les hacía tomar ayahuasca y otras drogas para debilitarlas y maltratarlas sexual y psicológicamente. "Me obligaron a consumir ayahuasca para tener como visiones en las que iba a ver al maestro Samuel y entonces yo finalmente iba a terminar creyendo en él y creyendo en todo", relata una víctima.
Así era como Félix Steven Manrique se aprovechaba de sus víctimas, a las que captaba a través de Internet y coaccionaba para que formasen parte de su secta. Una vez en su poder, abusaba de ellas.
Manrique les obligaba a seguir unas reglas para formar parte de su familia y sobrevivir así al apocalpsis que, según decía, solo él podría evitar. En un papel de Patricia, al que ha tenido acceso Expediente Marlasca, se ven las normas que tenían que cumplir como "no parpadear por mucho que te piquen los ojos" o "mirar una olla con agua"; y hasta las oraciones que debían pronunciar, como "te conjuro por el maestro G que el mi esposo y señor".
Mi tía (Patricia) luchó. Me hizo tocamientos indebidos. Me tocó mi zona", aseguraba,entre lágrimas, una de las niñas liberadas que permanecía retenida junto a Patricia Aguilar.
La Policía peruana encontró a Patricia Aguilar el pasado 6 de julio en unas condiciones deplorables junto con otras dos mujeres y cinco niños, entre los que estaba su propio bebé.