Ni mujeres forzadas, ni personas retenidas. En los Miguelianos había libertad absoluta, es lo que ha declarado su líder ante el juez. "Nadie estaba obligado a nada", ha dicho Miguel Rosendo.
Sólo ha accedido a contestar las preguntas de su abogado: "Por la indefensión que durante cuatro años he tenido, por el maltrato. Me siento inocente".
Las familias de varias religiosas le denunciaron por agresión y abusos sexuales. Rosendo lo niega: "Estas benditas mujeres han sido pisoteadas, han sido maltratadas".
Para él fueron siempre como unas hijas. A la pregunta de si hubo relaciones sexuales, él lo niega: "En absoluto, es una criatura buenísima, es una hija".
Mujeres que han acudido al juicio para apoyar a Rosendo. "Creemos en dios por encima de todo, se va a saber la verdad", ha dicho Marta Paz, religiosa migueliana.
El líder de los Miguelianos ha negado, además, que el Obispado le acusara de delitos sexuales, sólo de llevarse dinero, algo que también niega: "Cojo un crucifijo que había en el despacho del obispo, me arrodillo y ante él le digo que las acusaciones son mentira".
Miguel Rosendo se enfrenta a 66 años de cárcel acusado de 21 delitos.
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