Dice que cuando disparó a un hombre estaba fuera de sí, borracho y drogado. No recuerda por qué sacó el arma y por qué después trató de rematarlo. Lo que realmente quería, dice, era suicidarse: "Llamé a mi mujer y le dije que si podía traer un ramo de rosas. Estaba harto de la vida y cansado. Recuerdo muy poco, saqué la pistola y disparé. No sé por qué ni cómo, no tenía motivo porque era educado y no me molestó nunca".
Asegura que tenía prohibida la entrada en todos los casinos de España y que estaba totalmente obsesionado con el juego, que mezclaba con alcohol y drogas: "Tomaba vodka, RedBull, cerveza con Ballantines. De seis a siete copas mínimo (...) Aquel día me pasé todo el día sin salir, sin comer. Me tomé más de diez copas y consumí (drogas)".
Explica que quiere pagar por lo que ha hecho. Aunque no cree merecer, por este disparo y por amenazar a otros clientes, los 15 años de cárcel que pide la Fiscalía: "Los dos estamos vivos. Esas armas no son letales. Me he informado y he leído. La bala no tenía fuerza para entrar".