A principios de los años 90, Rosa fue noticia porque pilotaba un avión en el que toda la tripulación eran mujeres, desde las azafatas hasta las que pilotaban. Los pasajeros lo aceptaban, pero de aquella manera porque mientras uno decía que le honraba ir con un buen comandante "aunque sea mujer", otro afirmaba que le parecía correcto "siempre que lo hiciera igual de bien que un hombre".
Otro ejemplo de mujeres piloto que rompieron barreras es Bettina Kadner, que en el 66 fue la primera mujer piloto de España. Y tuvo que oír algún que otro susurro, como ella misma explica: "Hablaban unos con otros porque el piloto iba con las uñas pintadas, parece que eso les ponía nerviosos".
Las que la siguieron también han aguantado prejuicios. Una de ellas es Laura Sáez, a la que hace 20 años a ella se le bajaron dos pasajeras asustadas al verla. "A mí se me han bajado dos, y las dos mujeres, que lo que hicieron fue salir corriendo", cuenta.
Solo hay un 4,5% de mujeres piloto en España y son tan pocas que el diccionario aún no acepta llamarlas en femenino, 'pilotas'. Hoy todas estas pilotas se han juntado para darle a la jóvenes un mensaje: "Tenemos que creérnoslo, porque las chicas no tienen que ser perfectas, sino ser valientes". Porque nada peor que arrepentirse de lo que no has intentado.