Las sacerdotisas del dólmen de Montelirio estaban inhumadas a pocos kilómetros de Sevilla, en el pueblo de Castilleja de Guzmán. La Universidad de Sevilla ha estado más de tres años investigando sus cuerpos, que se encontraron en una cámara funeraria.
Las últimas investigaciones revelan que la sala donde fueron encontradas era muy especial: durante el solsticio de invierno el sol se colaba por el corredor de la entrada e iluminaba la sala unos minutos. "Es un aspecto llamativo y revela que estas personas eran especiales dentro de su sociedad", explica Leonardo García, investigador.
Además de la sala en sí, los cuerpos estaban enterrados portando unos vestidos muy lujosos para la época. Eran ropas trenzadas con miles de cuentas de entre tres y cuatro milímetros de diámetro. El descubrimiento dejó muy sorprendidos a los prehistoriadores
Pero lo más inquietante eran las posturas en las que estas sacerdotisas estaban enterradas. Tras analizar los restos, se ha descubierto que estas mujeres tenían una media de 31 años y todas murieron envenenadas con mercurio. El motivo sigue siendo un misterio que aguarda a ser revelado.