Es un hecho: las redes sociales están potenciando una obsesión por nuestra imagen."El número de 'likes', el número de seguidores, se está usando para medir cuánto vale cada uno", explica Ana García, psicóloga.
Algunas 'influencers' como ella, Marla Frezza, asidua a los filtros de Instagram, se someten a procedimientos de cirugía estética para asemejarse a su imagen en redes. "Prefiero conseguir directamente la imagen que luego quiero proyectar de mi misma", explica. La vida con filtros, aparentemente, se ve mucho mejor. Pero, ¿es realista aplicar estos filtros desde la cirugía estética?
"Lo que yo veo aquí es que tú tienes unas bolsas y aquí con el filtro no se notan", explica Nikolaos Antoniadis, cirujano plástico y estético. Y es que lo más peligroso que tiene esta técnica cada vez más común entre los jóvenes es aspirar a tener una imagen irreal de uno mismo.
"Esa imagen que se muestra, la persona espera conseguirla de modo total", continúa explicando la psicóloga Ana García.
"Lo que haríamos desde el punto de vista de la cirugía estética sería la befaroplastia inferior, que lo que sería es hacer una incisión y quitar las bolsas grasas para mejorar el contorno inferior del ojo o una bioplastia que sería aumentar los pómulos colocando ácido hialurónico en concentraciones mayores", explica Antoniadis.
Suena bastante doloroso. "Las cirugías no son banales, tienen sus riesgos y suponen todo un proceso", cuenta Carmen Iglesias, vocal de comunicación y de la Sociedad española de cirugía plástica. Mejor aceptarse a uno mismo, humano y natural.
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