El Instituto Balear de Emergencias ha publicado la historia de una "socorrista en mayúsculas". Se trata de Macarena Cabrujo, y gracias a su gran labor aun estando fuera de servicio logró salvarle la vida a un niño.
Todo ocurrió en la playa Can Pere Antoni de Palma. La joven socorrista argentina ya había terminado su turno y la playa ya no disponía de servicio de socorrismo. Cabrujo se quedó en la playa jugando al vóley y dejó la bandera amarilla ondeando en la orilla.
De repente, Macarena vio a un niño cerca de la línea de boyas (a 200 metros de la playa) y tuvo claro que se estaba ahogando. A pesar de no tener el material de rescate, la joven socorrista no se lo pensó dos veces y se lanzó en su búsqueda para rescatarlo.
El pequeño se desmayó nada más que Macarena llegó, que al ver que el mar estaba muy picado y que no podría llevarlo a la orilla, se agarró a una boya y esperó a que viniera una lancha en su rescate.
Tras unos minutos el niño recuperó la conciencia y la abrazó fuertemente. Cuando llegó la lancha no fueron capaces de subirlos a la embarcación por el mal estado del mar. La heroína de nuestra historia cogió al niño y lo remolcó hasta la orilla con un aro salvavidas.
El niño, un senegalés de 10 años, no podía parar de abrazarla ya en tierra, y le preguntó cuándo la vería de nuevo. "Le había dicho que estuviera tranquilo, que íbamos a salir, pero yo sabía que nos la estábamos jugando. La corriente tiraba mucho", recuerda Macarena.
La joven es nadadora en aguas abiertas, por eso pudo salvar al pequeño. En una entrevista en el Diario de Mallorca no puede evitar recordar lo que le dijo el pequeño cuando le salvó: "Pensaba que no me ibas a sacar porque soy negro".
Finalmente el niño fue trasladado al hospital y todo salió a la perfección.