Celia cuida de su hijo que tiene un 95% de discapacidad. Pero, además, ella también tiene un 67%. Es prácticamente ciega. Desde el pasado 1 de abril ya no tiene que pagar la cuota por darse de alta en la Seguridad Social como cuidadora no profesional.
"La verdad es que es un beneficio, aunque sea poco, el que no tengas que pagar el que estás haciendo un trabajo que haces tú y no te lo hace otro. Que encima de hacer tu trabajo, parece que tienes que pagar", dice Celia.
Desde la entrada en vigor del decreto ley aprobado por el Gobierno, es el Estado quien se hace cargo de esa cotización. Las organizaciones de cuidadores no profesionales celebran la medida, pero aseguran que es insuficiente.
En junio de 2013, el número de altas de estos cuidadores llegó a superar las 179.000. Pero ese mismo año, después de que el Gobierno de Rajoy obligara a los cuidadores a asumir esas cuotas, los cotizantes bajaron hasta los 25.000.
En marzo de 2019, había 7.000 cuidadores dados de alta. El decreto ley ha vuelto a disparar la cifra. Así, en abril se superaron las 14.000 altas, es decir, casi 7.000 personas más que, como Celia, cotizan en la Seguridad Social sin pagar cuotas.
"Está bien, pero si solamente te dedicas a ser cuidadora, ¿cómo das de comer a tus hijos? ¿con qué ingresos cuentas? ¿cómo pagas las medicinas o un alquiler? Si lo que estoy haciendo con mi hijo no me cotiza a la Seguridad Social, ¿de qué voy a vivir después?", manifiesta Celia, que cuida de su hijo con un 95% de discapacidad.
Se les reconoce así su trabajo, dicen, pero esperan que no sea la única medida que les ayude a tener una vida un poco más digna.