La impresionante riada de Cebolla arrastró a Julia, una de las vecinas del pueblo. "Me agarré a la verja e intenté subir los pies, no pude porque no podía hacer el impulso de trepar. Agarrada a la reja pude subir los pies por encima del zócalo", explica Julia.

Fueron 20 minutos de agonía. "En una embestida el agua me tiró las dos piernas y no hubo forma de sujetarme. Me solté y el agua me sumergió. Ahí dije 'se acabó todo'", recuerda con angustia.

"Estaba sumergida en el agua y en el lodo. No veía nada. Fui arrastrada y me topé con la fachada de la farmacia y ahí ya supe que me tenía que agarrar a lo que fuera", señala esta víctima de la riada.

Gracias a la rotura de los cristales de la farmacia, Julia pudo pedir auxilio. Ahora está repleta de golpes y moratones, pero viva.

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