Hace más de una década que Charo Segovia decidió sobre su muerte. "A mí me aterroriza el encarnizamiento terapéutico, es decir, hay una serie de cosas por las que no me gustaría pasar", cuenta.
La mujer ha dejado por escrito qué tratamientos quiere que se le apliquen, o no, si llega a verse en una situación médica irreversible y ella no puede expresarse. Lo hace a través de su testamento vital, un trámite gratuito en España, pero que, para las asociaciones, no se conoce.
Fernando Marín, el presidente de 'Derecho a Morir Dignamente' de Madrid, afirma que cuando se le explica a la gente, "el 90% quiere hacerlo".
Denuncian, además, la falta de un criterio simplificado para hacerlo, ya que varía en función de la comunidad autónoma. Fernando Marín explica que "se puede hacer ante notario, ante tres testigos o ante un funcionario en el registro".
Tras formalizarlo en los registros designados, estará disponible para los hospitales en todo el país. La voluntad del paciente debe respetarse siempre. "Si la persona no puede decidir por sí misa, el documento va a primar. Da igual lo que diga la familia, siempre y cuando sea mayor de edad", señala Esperanza Palacio, abogada de Derecho Civil en 'reclamador.es'.
Solo se accede al documento cuando la situación es irreversible o terminal. Por ejemplo, en pacientes en coma o en estado vegetativo que no quieren seguir recibiendo el tratamiento.
Si a lo largo de los años uno cambia de opinión, siempre se puede modificar o eliminar porque el testamento vital busca dar libertad de elección, incluso para morir.