Los pueblos se han llenado este verano de turistas curiosos y parientes y parientas que llegan de la gran ciudad. "En invierno poca gente y ahora demasiada", comenta una vecina de Garganta de los Montes.
"Vienen familias que están en Madrid y vuelven en verano. También hemos tenido algunas visitas de franceses, de alemanes e ingleses. La plaza se ve con los niños hasta la una o las dos de la mañana jugando a la pelota", comenta Rafael Pastor, alcalde de Garganta de los Montes.
Es momento para el reencuentro de abuelos y nietos. "Por la tarde se van a la piscina, por la mañana se van a los senderos...",afirma una vecina. "Nos quedamos con el nieto, nos damos nuestros largos paseos...", afirma otra.
También es tiempo para jugar con la pandilla en la plaza del pueblo.
Pequeños municipios donde el pan llega en una furgoneta, aumentan los vecinos y toca ampliar el surtido y el número de barras de pan. "Todo viene de forma ambulante pero todos los servicios están completos", afirma Javier Bravo, guía de la oficina de turismo de Maderuelo.
En Garganta de los Montes, en la sierra de Madrid, Jaime hace de carnicero, panadero y todo lo que se le pida. "El mes de agosto, que estamos casi terminando, se vende el triple y se hace el triple de caja", dice Jaime.
Aquí el tiempo casi parece detenerse. "Yo en cuanto puedo me escapo y me vengo aquí", cuenta un vecino. Incluso si hay que llenar la despensa. "Si no tengo agua, aunque sea vengo y me la llevo a Madrid", afirma una vecina. Otra añade que "esto no es turismo de masas, es turismo de interior, mucho más agradable".
Los vecinos están encantados de acogerles. "Aquí se recibe a todo el mundo muy bien", "Cuantos más vengan, mejor", dicen dos vecinas. Tienen los pueblos, todo esto que ofrecer, a todo aquel que los quiera conocer.
Unidos por la esperanza
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