El cadáver momificado de un hombre de unos 62 años ha sido encontrado a primera hora de la tarde de este domingo en el interior de una vivienda que intentaban okupar varias personas en la ciudad de Valladolid, han informado fuentes del Cuerpo Nacional de Policía.
Se trataba de un edificio abandonado, aparentemente vacío con las persianas bajadas y los buzones cerrados. Pero aún quedaba un último inquilino: Antonio. Vivía en la parte trasera del edificio, en una vivienda del patio interior.
Ha hecho falta este intento de okupación para que alguien se diese cuenta de que este hombre estaba muerto. "Llevaba mínimo cuatro años en esa vivienda", explican desde la policía.
El cuerpo no desprendía hedor y se había momificado de forma natural. "Una momificación solo necesita ausencia de microorganismos y una temperatura y humedad adecuadas", explica el forense José Cabrera, quien añade que "es más fácil que ocurra en sótanos que en altura".
Precisamente, en un bajo vivía Antonio. Pagaba rigurosamente su alquiler, estaba domiciliado y nadie le echo en falta en todo ese tiempo. Ni arrendador, ni familia, ni vecinos de los bloques contiguos.
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Antonio murió solo. Y para evitar que esto siga sucediendo, el mejor consejo es abrir los ojos para ver a las personas que tenemos cerca de nosotros.
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