¿La clave para la longevidad?

Envejecer bien no es solo cuestión de hábitos: la ciencia señala el dinero como un factor clave

¿Por qué es importante? El estudio publicado en la revista Nature Medicine no solo confirma que la ventaja social se asocia con una mejor salud, sino que también puede ralentizar el proceso de envejecimiento.

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Dieta equilibrada, ejercicio regular, buenos hábitos de sueño… La receta para un envejecimiento saludable suele girar en torno a estos pilares. Pero un estudio de la University College de Londres, publicado en Nature Medicine, señala otro factor clave: la posición socioeconómica. Según los investigadores, las personas con mayores ingresos o un nivel educativo más alto tienen menos probabilidades de sufrir enfermedades relacionadas con la edad. Incluso, muestran menos signos de envejecimiento biológico que otras personas de la misma edad que presentan unos niveles económicos o educativos más bajos.

El estudio muestra que el dinero se refleja en la sangre. A través de un análisis sanguineo realizado a personas de diferentes niveles socioeconómicos, los investigadores encontraron que aquellos con mayores ventajas sociales tienen menos proteínas en la sangre asociadas al envejecimiento, incluyendo las vinculadas con la inflamación y el sistema inmunológico.

"Durante décadas, hemos sabido que la ventaja social está relacionada con una mejor salud, pero nuestros hallazgos sugieren que también podría ralentizar el propio proceso de envejecimiento", según Mika Kivimaki, investigadora de la Facultad de Ciencias del Cerebro de la University College de Londres.

Los principales factores que influyen en el envejecimiento

El análisis se basa en cuatro grandes investigaciones que han estado haciendo un seguimiento a sus participantes durante muchos años: el estudio Whitehall II en Reino Unido, el Biobanco del Reino Unido, el Estudio del Sector Público Finlandés y el estudio Atherosclerosis in Communities (ARIC) en Estados Unidos. En conjunto, estos trabajos incluyen más de 800.000 participantes.

Las medidas de ventaja social se refieren a factores de la vida temprana como la educación y la posición socioeconómica del padre o la madre, así como indicadores de la edad adulta, como la privación del vecindario, el estatus laboral o el ingreso familiar.

Los marcadores del envejecimiento se midieron mediante diagnósticos de enfermedades asociadas al envejecimiento y análisis de sangre que miden las proteínas circulantes en el plasma sanguíneo, en una medición denominada proteómica plasmática avanzada.

Muchas proteínas influyen en el proceso de envejecimiento y este también repercute en la composición de proteínas en la sangre, por lo que los recuentos de proteínas pueden reflejar múltiples procesos relacionados con la edad que pueden estar ocurriendo antes de la aparición de cualquier enfermedad.

Los resultados de la enfermedad se determinaron más de 10 años después de las medidas de ventaja social para dos de las cohortes, y más de 20 años después para las cohortes Whitehall II y ARIC, con el fin de descubrir si los factores sociales tempranos o de mediana edad contribuían al envejecimiento muchos años después.

Los investigadores descubrieron que el riesgo de 66 enfermedades relacionadas con la edad se veía afectado por las ventajas sociales. En promedio, se observó un 20% más de riesgo de enfermedad en las personas de bajo nivel socioeconómico que en las de alto nivel socioeconómico.

Menos ingresos, más vulnerables

En el caso de algunas enfermedades, entre ellas la diabetes tipo 2, las enfermedades hepáticas, las enfermedades cardíacas, el cáncer de pulmón y los accidentes cerebrovasculares, el riesgo era más del doble en el grupo más desfavorecido en relación con el más privilegiado.

"Si bien nuestro estudio no nos dice por qué la ventaja social puede ralentizar el proceso de envejecimiento, otros estudios han sugerido que puede estar relacionada con factores como el estrés de la vida, la salud mental, la exposición a la contaminación o a toxinas, y comportamientos como el tabaquismo, el consumo de drogas y alcohol, la dieta y el ejercicio, así como el acceso a exámenes médicos, chequeos, vacunas y medicamentos", según Dame Linda Partridge, del Instituto de Envejecimiento Saludable de la University College de Londres.