Las centrales térmicas gallegas, tal y como las conocemos, podrían tener los días contados. "Son verdaderas fábricas de cambio climático y tienen que cerrar ya, para ayer", ha apuntado el secretario ejecutivo de la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (ADEGA), Fins Eirexas.
Se refiere a las plantas de As Pontes y Meirama, en Cerceda, A Coruña. Son de las más contaminantes de España y de toda Europa. Emiten más del 30% de los gases de efecto invernadero en Galicia. Ahora, varios colectivos ecologistas se han unido para pedir el cierre urgente.
"Es necesario establecer un calendario de cierre que posibilite un abandono rápido del carbón y que, al mismo tiempo, permita una transición justa para los trabajadores", ha explicado Xosé Veiras, miembro de Ecologistas en Acción.
Porque el día que esas chimeneas dejen de funcionar podrían perderse más de 1.600 puestos de trabajo directos e indirectos. "Si la central se marcha, el pueblo también tendrá que marcharse", ha apuntado Iria Bellas, trabajadora de la Central de As Pontes. La nueva normativa europea obliga a las centrales que quieran sobrevivir a reducir su emisión de gases tóxicos para la salud; sobre todo, azufre y dióxido de nitrógeno.
En el caso de la planta de Meirama, no se han adaptado a esta regulación y tendrían que cerrar en los próximos dos años, algo que varios activistas de Greenpeace han querido celebrar decorando una de las torres de la central. Un sol de más de 100 metros de alto que brilla incluso con el cielo cubierto.
En As Pontes sin embargo, han hecho los deberes y han invertido más de 200 millones de euros en adaptarse a la nueva legislación. "No quiere decir que no emita CO2, el CO2 queda fuera de esta regulación", ha precisado Eirexas. Pero ¿es posible hoy un mundo sin carbón? Veiras pide "un mayor esfuerzo en instalar más potencia renovable". Parece una cuestión de tiempo. Mmás tarde o más temprano, el futuro se pinta renovable.
7.500 militares movilizados
Los retos del despliegue militar en Valencia ante la DANA: no hay alojamiento y el traslado de maquinaria militar es complicado
Hay 7.500 efectivos movilizados para ayudar a los afectados, pero la falta de alojamiento y el traslado de maquinaria militar, que enfrenta ciertas restricciones, afecta a la eficacia de la operación de emergencia.