Así lo ha afirmado en una entrevista con el periódico 'Les Echos'. "No se puede decir definitivamente, pero será muy oneroso. Varios cientos de millones de euros", reconoce el máximo ejecutivo de Lactalis, señalando que se ha tomado la decisión de "clausurar definitivamente" las instalaciones de secado donde se detectó la contaminación.
En este sentido, Besnier apunta el riesgo de que Lactalis pueda ver retirada su autorización para exportar durante un periodo indeterminado. "Es la mayor crisis a la que me he tenido que enfrentar en mi vida profesional. Nuestra primera responsabilidad es la de llevar al mercado productos 100% seguros", añade.
Asimismo, el consejero delegado de Lactalis ha reconocido que la compañía se enfrenta a numerosas reclamaciones, aunque no ha ofrecido más detalles al respecto. Hace un mes, el grupo lácteo ofrecía una compensación económica a los afectados por la salmonella.
Al menos 25 bebés se contaminaron desde 2005
Al menos 25 bebés se contaminaron entre 2006 y 2016 por la misma cepa de salmonela hallada en una planta del fabricante francés de leches infantiles Lactalis en 2017, que causó la intoxicación el año pasado de otros 37 niños, informó el Instituto Pasteur.
Según confirmó esta fundación privada a la emisora pública "France Info", la contaminación de esos 25 niños proviene "muy probablemente" de la fábrica de Craon (oeste de Francia), que ya registró un caso de esta bacteria en 2005, cuando Lactalis no era aún su propietaria.
La información se conoce el mismo día en que el presidente de Lactalis, Emmanuel Besnier, reconoció públicamente que "no descarta" que otros bebés hayan consumido productos infectados desde 2005. En una entrevista que hoy publica el diario "Les Echos", el responsable de la empresa aseguró que ese año se detectó un caso de salmonela en la torre de secado de la planta de Craon, donde volvió a reproducirse en 2017.
Según su relato, unas obras en el suelo y las paredes de esa torre liberaron la bacteria que se diseminó por la planta y contaminó equipamientos móviles que servían para producir pequeñas series de leche infantil. Besnier indicó que desconocían ese episodio de 2005 hasta que abrieron una investigación después de haber recibido las primeras denuncias en agosto pasado, y puso en duda la fiabilidad del "grupo externo de referencia" encargado de hacer los controles sanitarios.
"Nos cuesta mucho entender cómo 16.000 análisis hechos en 2017 no detectaron nada. Dudamos de la sensibilidad de esos test. No es posible que no hubiera ningún positivo", dijo. Aseguró que Lactalis cerrará la torre de secado contaminada "por temor a una recaída dadas las alertas de 2005 y 2017", y señaló que reforzarán los programas de control de la leche infantil.
Besnier afirmó que la empresa perderá "varios cientos de millones de euros" por este caso y mostró su temor por perder las licencias de exportación de forma temporal. Y reconoció que "una parte importante" de la leche sospechosa en este episodio de 2017 "ha sido consumida" porque el producto recuperado es menos del 50 % del presuntamente afectado.
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