Con el 10 de noviembre en el horizonte, los partidos engrasan su maquinaria discursiva teniendo como telón de fondo las fallidas negociaciones de PSOE y Unidas Podemos.

"La izquierda lo va a tener muy difícil para no entrar en la campaña del reproche", ha asegurado Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid.

"La tormenta política que estaba situada a la derecha en las pasadas elecciones se extiende al espacio de la izquierda", ha explicado Lluís Orriols, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid.

En este punto, cada parte tendrá su estrategia. "El PSOE va a insistir en que es la única izquierda de gestión, la única que puede llevar adelante el país y UP va a insistir mucho en que si el PSOE es suficientemente girará a la derecha, pactará con Cs", ha añadido Simón.

Un panorama en el que se hablará, y mucho, de la capacidad para llegar a acuerdos. "Vamos a ver a la derecha, al bloque conservador, que intentará mostrase como capaz de llegar a acuerdos y gobernar", ha indicado Cristina Monge, politóloga y profesora de la Universidad de Zaragoza.

La lucha por el liderazgo será clave para el PP. "Va a buscar un tono distinto, pero la estrategia de mostrarse como primer partido en ese espacio va a ser la línea y el eje vertebrador", ha subrayado Orriols.

La estrategia que tome Ciudadanos, determinante. "Hay que ver si sigue en su aventura de reemplazar al PP en el espacio de la derecha o retornar a su campo base de centro", ha destacado también Orriols.

Por su parte, Monge considera que "va a ser clave tanto para el bloque conservador como para la posición del PSOE y para lo que pueda pasar el 10N".

La campaña estará marcada por la actualidad, con unas perspectivas económicas poco positivas. "Se hablará más de economía que en las anteriores, no sólo la variante del Brexitsino también qué tipo de mayorías se podrían conformar para que haya estabilidad y seguridad", ha expresado Simón.

Además, está previsto que la sentencia del 'procés' se conozca en octubre, algo que según Orriols "va a permitir que la cuestión nacionalista permanezca viva, no va a cambiar sustancialmente las coordenadas de competición tenidas hasta ahora". Escenario que también marcará los discursos de las fuerzas independentistas.