Anabelle nació en Bacólod, una ciudad costera de Filipinas. Es la tercera de seis hermanos de un familia en situación de pobreza. A los dos años, y por la cantidad de 100 dólares, fue vendida por su madre a una mafia.
La niña sufre el 'Síndrome de Crouzon', una rara enfermedad genética también llamada disostosis craneofacial congénita. Se caracteriza por malformaciones del cráneo y de la cara. Además, debido a la presión que ejercía el cerebro, la pequeña no puede cerrar los ojos ni para dormir.
Los traficantes aprovecharon su enfermedad para explotarla y obligarla a mendigar. La pequeña llegaba a pasar 10 horas vagando por las calles.
En alguna ocasión, le despertaban muy temprano y le pegaban con palos en la cabeza para que llorase. Luego, la llevaban a alguna calle concurrida, para que sus ojos hinchados en lágrimas conmoviesen aún más a los transeúntes.
Finalmente, Anabelle fue rescatada en 2016 por Kalipay Negrense Foundation, una organización que alberga a más de 200 niños rescatados de las mafias.
Una vez a salvo, la pequeña fue atendida por pediatras, odontólogos y neurólogos. El estado de la niña era alarmante, por lo que fue operada de urgencia.
Antes de la intervención, Anabelle se sometió a un tratamiento dental, ya que su dentadura se encontraba completamente infectada y, tuvo que subir tres kilos de peso para afrontar el quirófano.
Ahora, la niña se recupera y disfruta de una nueva vida alejada del infierno vivido.
Se queja, pero no vive ahí
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