Fuentes de la lucha antiterrorista han indicado a Efe que, tras dejarle en libertad, el lunes volvió a ser detenido en Terrasa, fue trasladado a Barcelona, donde pasó la noche, y ayer llegó a Madrid, donde ha pernoctado hasta que ha sido embarcado en un avión a Melilla, fletado por la Unidad Central de Expulsiones y Repatriaciones (UCER) de la Policía.
Tras la autorización del Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, que lleva la causa, agentes de la Comisaría General de Información incoaron al detenido, de origen marroquí y 43 años, un procedimiento administrativo de expulsión. Un trámite que fue resuelto finalmente por el órgano responsable, la Secretaría de Estado de Seguridad, teniendo en cuenta lo establecido por la Ley de Extranjería, que prevé la expulsión de ciudadanos extranjeros en caso de actividades contrarias a la seguridad nacional.
Aunque tenía residencia legal en España, hoy ha sido expulsado a Marruecos por un periodo de 10 años, gracias a un dispositivo conjunto de funcionarios de la Comisaría General de Información, la Comisaría General de Extranjería y Fronteras y las Brigadas Provincial de Información y Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Barcelona.
El detenido ya ha sido puesto a disposición de las autoridades marroquíes. A.E.D. fue arrestado el 30 de enero por su avanzado proceso de radicalización, ya que había llegado a animar públicamente a "matar a españoles", como hicieron los terroristas que en agosto atentaron en Cataluña.
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Según informó en su día el Ministerio del Interior, la detención de este hombre suponía la "neutralización temprana" de una potencial amenaza, ya que encontraba en un punto de adhesión a Dáesh que podría haberle llevado a cometer un atentado como actor solitario en suelo europeo. De hecho, se autodefinía como "un muyahidín más", había manifestado su arrepentimiento por no haber viajado a Siria a realizar la yihad violenta y tenía un perfil discreto, ya que vestía a la manera occidental, sin ningún signo físico de radicalidad, e incluso evitaba acudir a las mezquitas a rezar para pasar desapercibido.
