Un joven de 27 años de edad ha fallecido tras ser reducido en su casa de Abrera, Barcelona, por los Mossos d'Esquadra y la policía local al resistirse a su traslado, por parte de efectivos del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), para ingresar por orden sanitaria en un centro psiquiátrico.
Según han informado los Mossos d'Esquadra y el SEM, la policía catalana ha abierto diligencias para informar al titular del juzgado de instrucción número 2 de Martorell, Barcelona, de lo ocurrido en esta intervención.
Efectivos del SEM se dirigieron al domicilio en Abrera del joven, un hombre muy corpulento, de unos 120 kilos de peso, para proceder a su ingreso involuntario en un centro psiquiátrico atendiendo a un informe médico. Como ocurre siempre que se trata de este tipo de intervenciones de ingresos involuntarios que pueden resultar complejas, el SEM alertó a los Mossos d'Esquadra, por lo que una patrulla de seguridad ciudadana se personó en el edificio por si era necesaria su colaboración con el equipo médico.
Una vez en el rellano, la familia del joven pidió a los efectivos del SEM que entraran en el piso sin ser acompañados por los Mossos d'Esquadra. Los efectivos del SEM accedieron a esta petición y, una vez dentro del piso, intentaron convencer al hombre de que no se opusiera a su traslado al centro, aunque el joven se negó y se mostró cada vez más alterado.
Ante esta situación, los agentes de los Mossos intentaron también convencer al joven, aunque tampoco tuvieron éxito y, al comprobar que éste reaccionaba de forma agitada y agresiva, según las fuentes, solicitaron refuerzos de urgencia. Inmediatamente acudieron al lugar más patrullas de los Mossos y de la Policía Local, ya que el joven presentaba un estado de alteración.
Tras la llegada de los refuerzos, los agentes redujeron al joven para contenerle. Cuando le bajaban del piso hacia el vestíbulo del edificio, el joven intentó zafarse de nuevo del control policial al comprobar que le iban a subir a una camilla, por lo que los agentes le redujeron por segunda vez. Finalmente, lograron tumbarle en una camilla, donde, siguiendo los protocolos establecidos en este tipo de casos, se le ató con cintas para que no cayera al suelo durante el traslado.
Ya encima de la litera, el joven fue trasladado hasta la ambulancia, que estaba a pie de calle, a escasos metros. Sin embargo, según las fuentes, una vez en el interior de la ambulancia los equipos de emergencia se percataron de que el joven había sufrido un paro cardiorrespiratorio, ante lo que le practicaron maniobras de reanimación.
No obstante, una vez el joven llegó al hospital de Martorell se certificó su defunción. Según los Mossos, el joven estuvo consciente en todo momento antes de entrar a la ambulancia. Los agentes no utilizaron la pistola eléctrica para la reducción porque el jefe de turno de la comisaría de los Mossos d'Esquadra, que es el que la lleva, llegó al lugar cuando los demás agentes ya habían logrado situar al joven encima de la camilla.
Multa aerolíneas
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