¿Quién era el cadáver del ascensor?
Se llamaba Antonio. Un hombre de 68 años residente en Madrid. Obrero de la construcción, jubilado de aspecto desaliñado y sin nada en los bolsillos.
¿Qué antecedentes tenía?
Su esposa, de la que estaba separado, le había denunciado por violencia machista justo un año antes de tirarse por el hueco del ascensor. Se quitó la vida el día que la denuncia de su mujer cumplía un año.
Antes de suicidarse se le vio deambular por las plantas 12 y 13 del Hospital la Paz. Las cámaras de seguridad sólo graban las puertas de uno de los ascensores, por lo que el momento en que Antonio abre las puertas con una llave especial y se precipita al vacío no está grabado.
¿Cómo lograron identificarle?
La Policía ha tardado dos semanas en poner nombre y apellidos a Antonio. La reconstrucción de sus huellas dactilares ha sido clave: sumergieron sus falanges en una solución de alcohol para recuperar las crestas dactilares. El resultado fue positivo. Antonio tenía antecedentes: el 2 de julio de 2017 fue denunciado por malos tratos a su mujer.
Hasta el día en que el hedor que desprendía su cadáver alertó al personal del hospital, nadie había reclamado su cadáver. Nadie había denunciado su desaparición. Ni siquiera la difusión del caso en los medios de comunicación consiguió que la familia apareciera.
La investigación vaga hasta el viernes 20 de julio, 18 días después del suicidio, cuando una hija denunció su desparición. Dijo llevar más de un mes sin saber nada de él.
Entonces, el juez encargado del caso autoriza la entrada y registro del domicilio de Antonio. Allí, los investigadores encuentran tres documentos:
- El primero, una carta a sus hijas con frases como "Os quiero mucho" y reproches por haberse sentido abandonado por su entorno tras el divorcio.
- Los otros dos documentos eran testamentos de sus bienes y, junto a ellos, otra llave maestra como la que encontraron junto a su cadáver.
Unidos por la esperanza
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