Los inmigrantes que estaban encerrados desde el pasado 16 de diciembre en la iglesia de Santa Anna de Barcelona han finalizado su acción reivindicativa en la que reclamaban un empadronamiento sin restricciones y el fin de la discriminación y el racismo.

Varias decenas de personas, de forma permanente o por relevos, han pernoctado en esta céntrica iglesia barcelonesa durante una semana y no han ingerido alimentos sólidos, con el objetivo de dar a conocer sus reivindicaciones a la sociedad, a los gobernantes y a los partidos políticos.

Huelga de hambre para reclamar los derechos de las personas migrantes

Según han señalado en un comunicado los inmigrantes encerrados, la protesta ha finalizado "con la sensación de haber conseguido algo". "En primer lugar, hemos logrado poner sobre la mesa, en medio de una campaña electoral tremendamente tensa, los problemas de las personas migradas, los problemas de la vida cotidiana de cientos de miles de personas privadas del derecho a voto y por ello olvidadas por la falsa democracia que rige nuestros destinos", han añadido.

También han asegurado que han conseguido "cosas más tangibles e inmediatas", como la reunión con representantes del Ayuntamiento de Barcelona, con quienes tendrán un nuevo encuentro para hablar de una posible modificación de la Tarjeta de Vecindad.

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De la reunión con representantes de la Generalitat también han salido "compromisos futuros sobre la ayuda a las personas solicitantes de la nacionalidad española por residencia".

Los inmigrantes han expresado su agradecimiento a los representantes de CUP, En Comú Podem y ERC que les han visitado durante su encierro y de las asociaciones que se han solidarizado con ellos durante esta semana.