Se calcula que el volcán de La Palma podría haber emitido 9.000 toneladas de dióxido de azufre que están presentes en la nube que deja, junto al vapor de agua, las cenizas, pequeños fragmentos de magma y otros gases tóxicos. Un cóctel que puede resultar peligroso para la salud.
Como explica el divulgador científico y geólogo Nahúm Méndez, este dióxido de azufre puede convertirse con el agua en un ácido que provoca daños en las vías respiratorias malestar e irritación e incluso la asfixia.
Ahora mismo hay una columna de humo de unos cuatro kilómetros de altura que se aprecia desde el aire. En ella, además de los gases está presente esa ceniza que puede irritar piel, ojos y también podría dañar nuestro aparato respiratorio.
Por eso es muy importante no acercarse al volcán, permanecer en casa siempre que podamos y mantener cerradas las puertas y las ventanas. Es importante tratar de no inhalar esos gases. Y si hubiese que salir de casa, debemos taparnos la nariz y la boca, usar gafas para proteger nuestros ojos y cubrirnos brazos y piernas con ropa
La ceniza no se elimina, de ahí que las autoridades recomienden que se laven muy bien las frutas y legumbres, que no se consuman alimentos al aire libre y que se tapen los depósitos de agua para evitar la contaminación.
También debe limpiarse cuanto antes de los tejados y y entradas de casa, extremando las precauciones al barrerla para que no alcance alcantarillas. Lo recomendable es meterla en bolsas y llevarla directamente al contendor.
Y para no levantar esa ceniza se recomienda no conducir, porque además hacerlo puede llevar a la obstrucción de los motores. Si es estrictamente necesario, se recomienda no superar los 40 kilómetros por hora.
El viento marcará hacia dónde se mueven estos gases y cenizas, pero las últimas caerán seguro al terreno destrozando cultivos aunque a la larga harán los terrenos mucho más fértiles.