Los sanitarios llevan semanas advirtiendo de que los hospitales madrileños se están empezando a saturar. En algunos de ellos han comenzado a suspender intervenciones quirúrgicas y pruebas diagnósticasante el aumento de contagios de coronavirus.

Prueba de esta saturación son las imágenes que se han filtrado del Hospital Universitario La Paz, donde muchos pacientes han tenido que ser ingresados en el gimnasio a la espera de que se les proporcione una cama en planta de COVID-19.

Como se aprecia en las fotografías que acompañan a estas líneas, el gimnasio ya cuenta con más de 20 camas para pacientes con coronavirus, que ya han quedado ingresados en esta zona del hospital.

Gimnasio del hospital de La Paz

Gimnasio del hospital de La Paz

Pero no solo hay una saturación en las plantas COVID-19, sino que las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs), donde se derivan los casos más graves, empiezan a sufrir también el aumento de la curva de contagios. En estos momentos, se encuentran al 116% de su ocupación, mientras que la semana pasada el porcentaje estaba en el 112%.

Ante esta situación, muchos expertos en Salud Pública instan al Gobierno de Díaz Ayuso a tomar medidas más restrictivas que frenen la expansión del virus. Consideran necesario que la Comunidad de Madrid vuelva a una especie de fase 1 de desescalada, aunque con las actividades y la movilidad más restringidas.

Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), se ha mostrado a favor de "derivar casi a una fase 1 a esta región". Por su parte, Ildefonso Hernández Aguado, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), cree que hay "pocos" indicadores disponibles que hablan de una "transmisión comunitaria sostenida" porque, atendiendo al boletín epidemiológico de la Comunidad de Madrid, "hay una presión asistencial, un número de casos muy altoy, sin embargo, el de brotes es muy pequeño".

Hernández ha abogado por reducir la movilidad de las personas "al máximo", mantener la actividad laboral y escolar y reducir drásticamente los aforos, las actividades que tiendan a la interacción social y las reuniones que no sean al aire libre, con lo que no supondría un confinamiento total.