No es perjudicial para la salud humana

El gran episodio de calima de 2022 contenía material radioactivo de ensayos nucleares del siglo XX

Contexto En marzo de 2022, España sufrió un gran episodio de calima que tiñó de color naranja sus cielos. Ahora, una investigación liderada por la Universidad de Oviedo y otra francesa revela que ese polvo contenía partículas radiactivas procedentes de ensayos nucleares del siglo XX.

El gran episodio de calima de 2022 contenía material radioactivo de ensayos nucleares del siglo XX

Una investigación liderada por las universidades de Oviedo y París-Saclay ha concluido que el gran episodio de calima que afectó a España en marzo de 2022 tuvo su origen en el sur de Argelia y que el material radiactivo que transportó -que no está relacionado con pruebas atómicas francesas, como se suele afirmar-, fue inocuo.

El trabajo acaba de ser publicado en la revista Science Advances de la Academia Americana para el Avance de las Ciencias-AAAS. Los análisis geoquímicos y mineralógicos, junto al examen de imágenes satélite realizados en el transcurso del estudio, han permitido situar con precisión el origen de este fenómeno en el sur de Argelia y determinar que su contenido en material radiactivo era "muy inferior" a los niveles de riesgo para la salud humana, según ha informado la Universidad de Oviedo en un comunicado.

Asimismo, la investigación ha permitido desvelar que, contra lo que se suele afirmar sobre estos episodios de calima, el material radiactivo transportado no estaba relacionado con las pruebas de bombas nucleares realizadas por Francia en el desierto argelino en los años 60 del pasado siglo.

El profesor de Zoología de la Universidad de Oviedo Germán Orizaola ha destacado que estos fenómenos de calima son "muy llamativos" y suelen generar "cierta alarma social" por la cantidad de material radiactivo que pueden contener, ya que uno de sus principales lugares de origen coincide con la zona de pruebas en la que Francia detonó unas 17 bombas nucleares hace 60 años.

El trabajo obtuvo unos niveles medios de cesio radiactivo en esas muestras de 14 becquerelios por kilo (Bq/kg) -unidad que mide la actividad radiactiva- cuando los niveles autorizados en productos alimenticios se sitúan en 1.000 Bq/kg y en 400 Bq/kg en el caso de productos de alimentación infantil, según la Universidad de Oviedo.

Además, según el estudio, las proporciones de plutonio y de cesio radiactivos no solo no se corresponden con la señal generada por las pruebas atómicas francesas, sino que coinciden con el rastro global de radiación detectada a lo largo del planeta a causa de los ensayos nucleares realizados por la Unión Soviética y Estados Unidos durante las décadas de 1950 y 1960.