Hay una imagen inverosímil que circula por las redes sociales y que demuestra hasta qué punto se puede llegar a ser imprudente en mitad de una borrascacomo la que ha dejado en Murcia numerosas inundaciones. En ellas se ver a una mujer que, lejos de parecer importarle la riada, intenta cruzar con un bebé lo imposible.

Se dispone a cruzar sin pensar una riada, pero enseguida el carro del pequeño vuelca. Al niño lo rescata Rafa, un ciudadano que advirtió lo que podía pasar y siguió atento la escena para actuar cuando fuera necesario.

"En cuanto vi que iba a cruzar ,eché el ojo y cuando vi que el carro se lo llevaba el agua no dudé y salté a por él", explica Rafa a laSexta. El pequeño estaba "muy asustado y mojado hasta el cuello", cuenta.

La mujer deja al niño allí y sale corriendo a por un zapato, y en escena aparece otra señora que, por increíble que parezca, quiere intentar lo mismo: cruzar la riada con el niño en el carro.

Ante las advertencias y enfado de los vecinos, finalmente se dan la vuelta. Los hechos han ocurrido en Molina de Segura, y aunque la escena se ha hecho viral no ha sido la única imprudencia.

Hay otro vídeo en el que se ve a un conducir que, mira a uno y otro lado antes de meterse en una calle convertida en un río. Lo que le pasa a continuación es más que predecible: pierde el control del vehículo y el agua lo arrastra calle abajo. Finalmente, consigue entrar en otra calle donde con dificultad consigue esquivar los coches aparcados.

Estos son dos ejemplos de lo que no se debe hacer. Los servicios de emergencia han tenido que realizar una quincena de rescates y hoy continúan trabajando. Lanzan un claro mensaje: lo que se están jugando es la vida.

Imagen de uno de los pisos desmantelados destinados a alojar migrantes

En malas condiciones

Seis detenidos en una operación que ha desmantelado tres viviendas utilizadas para alojar migrantes en situación irregular en Alicante

Muchos de estos migrantes, provenientes de Argelia y Marruecos, habían llegado recientemente a las costas españolas. Pagaban entre 10 y 20 euros por noche para alojarse en estas viviendas. En algunos casos, el alquiler mensual por una cama alcanzaba los 600 euros.