María Teresa ingresó en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias hace unos días, después de 20 años sufriendo una enfermedad terminal degenerativa. Los médicos la valoraron y llegaron, de forma colegiada a esta conclusión: "Si la paciente entra en parada, no deben aplicarse técnicas avanzadas de reanimación".
Consideran que lo contrario sería un encarnizamiento terapéutico, porque genera un enorme sufrimiento en el paciente sin aportarle ningún beneficio.
La familia, sin embargo, lo denunció ante un juez, porque creen que con María Teresa se estaba practicando la eutanasia. "A pesar de la voluntad de María Teresa y de la voluntad de la familia se hubiese acabado con su vida", asegura Polonia Castellanos, abogada de la Asociación de Abogados Cristianos.
El juez les ha dado la razón y ahora los médicos deberán reanimar a una mujer en estado terminal, ya que el auto judicial ordena "que se proceda por parte de los médicos a la aplicación de RCP (Reanimación Cardio Pulmonar), en el momento en el que eventualmente la paciente lo pudiera necesitar".
José Andrés Cambroneros ha sido durante años Jefe de Cuidados Intensivos del mismo hospital donde está ingresada María Teresa. El doctor, miembro de la Asociación Morir Dignamente, explica cómo afecta a un paciente terminal aplicar esta técnica: asegura que antes del infarto, el paciente comienza a asfixiarse.
"Requeriría también una medida extraordinaria que es la intubación endotraqueal previa a la reanimación cardiopulmonar", indica. Una vez intubada, habría que practicarle la maniobra de reanimación, que, según José, "sería resucitar a alguien al que se le ha parado el corazón".
Desde el hospital insisten en que a María Teresa se le administran los fármacos que necesita para vivir y que se le atiende en las mejores condiciones, hasta que su corazón de forma natural deje de latir.
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