Décadas después

El hallazgo de huesos de una niña y una mujer en una cueva de Granada reabre el misterio de dos antiguas desapariciones

¿Qué sabemos? Los análisis han determinado que los restos óseos, hallados hace dos años en la sima del Carrascal, corresponden a una niña y una mujer adulta.

El hallazgo de huesos de una niña y una mujer en una cueva de Granada reabre el misterio de dos antiguas desapariciones

Dolores tenía 10 años cuando desapareció en Cúllar en octubre de 1983. 11 años después, en 1994, se le perdió la pista a Francisca, de 54 años, en Huéscar. Dos desapariciones de hace décadas, sin aparente relación entre sí y ocurridas con años de diferencia cuyo misterio se ha reabierto ahora, tras confirmarse que los huesos humanos hallados en una cueva granadina corresponden a una niña y una mujer adulta.

Un espeleólogo encontró los restos óseos hace dos años en la sima del Carrascal, en Huéscar. Ahora, sabemos son de una menor y una mujer, según confirmaba hace unos días el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, que indicó que así "está determinado por toda la trazabilidad que se ha hecho desde el punto de vista genético".

Ahora, sin embargo, la clave está en la antigüedad de los huesos, un extremo que está investigando el Departamento de Antropología Forense de la Universidad de Granada (UGR), tras los análisis que realizó el Instituto de Medicina Legal. Según el delegado, si los análisis determinan que corresponden al periodo en que desaparecieron una menor en Cúllar y una mujer en Huéscar "se pedirá el contraste con los familiares posibles de estas dos personas" para comprobar si efectivamente son ellas.

Ambos casos, indicó Fernández, están vinculados a una investigación que la Guardia Civil tiene abierta y cuyo devenir va a depender del resultado que arroje la investigación de la UGR. El cotejo del ADN, insistió, no se realizará hasta la data de los huesos "determinen que estamos justamente en ese periodo".

Dos desapariciones con una década de diferencia

Dolores desapareció del domicilio donde vivía con sus padres y hermanos el 30 de octubre de 1938, mientras se celebraba la feria del pueblo. Durante semanas se realizaron batidas para encontrarla, pero nunca más se supo nada de ella. Los vecinos de Cúllar siguen recordando aquello a día de hoy. "Era primer día de feria o segundo", rememora un habitante de la localidad. "La madre nunca se recuperó de aquel hecho y nunca más supimos, hasta hoy", apunta otro vecino.

La otra desaparecida es Francisca, que fue a misa en noviembre de 1994 y nunca regresó. Siempre se sostuvo que no había sido una aparición voluntaria. "No apareció, no. No sabían si había caído al canal o la había quemado alguien... Yo oí todo aquello, me acuerdo perfectamente", señala una vecina, en declaraciones a laSexta.

La cueva donde aparecieron los huesos está en un lugar de difícil acceso, por lo que se cree que alguien tuvo que depositar allí los cuerpos.