La historia de Charlotte comenzó cuando la matrona, de un hospital de Ámsterdam donde nació, vio que tenía un bulto azul en la columna vertebral. Rápidamente, los médicos le realizaron una biopsia en la médula ósea que confirmó los peores pronósticos, tenía leucemia.
Tras detectarle la enfermedad, los médicos les propusieron a los padres la única solución que tenían para que la niña pudiera sobrevivir, someterse a un tratamiento de quimioterapia. El tratamiento le podía provocar a la pequeña efectos secundarios como ceguera.
Pia de Jong, la madre de Charlotte, recuerda que a pesar de ser una decisión trascendente, se llevaron a su hija a casa y rechazaron el tratamiento de quimioterapia, como recoge 'Daily Mail'.
Lo sorprendente de esta historia es que los bultos de la niña fueron desapareciendo poco a poco. Los médicos, atónitos por lo que estaba ocurrieron, le volvieron a realizar biopsia y comprobaron que realmente se estaba curando. Charlotte se recuperó totalmente de la leucemia y actualmente ya tiene 17 años.
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