El pescador senegalés Birane Mbaye vive ahora con su mujer y con sus dos hijas. Aunque un día, hace tan solo un año, este senegalés decidió subirse a una embarcación y huir de su país.
"Lo que quería era encontrar algo para ayudar a mis padres, a mi familia...No es fácil volver a pescar después de lo que nos pasó", cuenta a laSexta. Estuvo 36 días a la deriva junto con otras 100 personas. Entre ellos, amigos suyos, aunque algunos de ellos no aguantaron la travesía.
"No teníamos elección, teníamos que controlar nuestras emociones y arrojarles al mar. Si morían y les dejábamos en el barco podíamos enfermar", revela Birane.
Pero les rescataron dirección Cabo Verde tras desviarse más de 650 kilómetros de su objetivo, las islas Canarias. El pescador reconoce que él pensaba que sería el siguiente y "que una mañana yo también estaría muerto y en el mar".
Solo había 38 supervivientes. Entonces, les trasladaron a la Isla de la Sal, donde estuvo durante días en el hospital mientras que los cuerpos sin vida de muchos de sus compañeros llegaban a las playas de su pueblo, Fass Boye, de donde ellos había partido.
Birane revela que cuando mira al mar piensa en todos sus seres queridos que murieron. Según las cifras de la ONG, Caminando Fronteras, más de 6.000 personas murieron intentando llegar a España en 2023.
Ahora, en la playa que hace un año que le vio partir, Birane reconoce que lo volvería a hacer. "No me rendiré. Lo que nos pasó fue una decisión divina, tenía que suceder y sucedió. Así que, si hoy volviera a ver un barco, me iría", asegura a laSexta.