La Audiencia Provincial de Huesca ha condenado a un hombre a cuatro años de prisión por agredir a su esposa, propinándole una fuerte patada en la cara, y dejarla sin olfato de por vida.
Tras el fuerte golpe, la mujer sufrió una rotura de las conexiones nerviosas entre la nariz y el cerebro y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente, aunque las lesiones la han dejado con algunas secuelas irreversibles, según informa ABC.
El fiscal solicitaba para el acusado 11 años de cárcel y la imposibilidad de acercarse o comunicarse con la mujer durante 21 años. La víctima, por su parte, pedía que se le impusieran 12 años de cárcel y 22 años de alejamiento.
El tribunal, sin embargo, considera que el agresor no pretendía dejar a la mujer sin olfato y que, por tanto, no es de aplicación el tipo penal del dolo (intencionalidad) sino el de la imprudencia grave. Le impone cuatro años de cárcel, nueve de alejamiento e indemnizar a la víctima con 57.900 euros por las lesiones que le causó.
Los hechos se produjeron en Monzón, Huesca, en mayo de 2017. El acusado lleva en prisión desde entonces, un tiempo que se descontará de la pena impuesta.
El condenado, Iulian M., de nacionalidad rumana, atacó a su mujer en el mismo bar que regentaba, después de que esta le recriminara que se había gastado un gran cantidad de dinero jugando a máquinas recreativas. El hombre le agarró del pelo y la tiró al suelo para después propinarle una fuerte patada en la cara que le provocó una "fractura del macizo facial", según indica el fallo de la sentencia.
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La mujer empezó a sangrar intensamente, pero logró levantarse y marcharse a su casa. Él, por su parte, se limitó a coger una fregona para limpiar los restos de sangre que habían quedado en el local, "sin interesarse por el estado de su esposa". Cuando la víctima llegó a casa, su hija -menor de edad- la convenció para que fuera al centro de salud de la localidad.
Muchas sombras
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Según la Guardia Civil, el menor recorrió el camino que separa su instituto de la torre de alta tensión, se subió a ella y, desde lo más alto, se saca un 'selfie' antes de recibir la descarga, por la que sufrió quemaduras de segundo y tercer grado.