Antonio Sánchez Gámez, el hombre que excavó el pozo en el que se busca al pequeño Julen, asegura a 'El Español' que cerró el agujero de 23 centímetros de diámetro: "Siempre sello mis trabajos por seguridad. Si alguien no hubiese quitado la piedra después, el niño no hubiera caído dentro".
Dice el propietario de Perforaciones Triben que cuando llegó al lugar de los hechos se dio cuenta de que se había creado "una zanja de unos cinco o seis metros de diámetro" alrededor de la cavidad: "Debieron usar una retroexcavadora para mover esa tierra. A mano es imposible. Rebajaron el terreno un par de palmos, cerca de medio metro, justo a la profundidad a la que más o menos metí la piedra. Alguien la sacó de allí. Yo no tengo la culpa de lo que ha sucedido".
Antonio Sánchez elude cualquier responsabilidad en los hechos y asegura que le han recomendado buscar "un abogado".
Por su parte, Francisco Barranquero, dueño de otra empresa de perforaciones asegura al mismo diario que es "difícil" que el menor esté en ese pozo: "Me parece muy complicado que el chiquillo esté ahí. Casi imposible. Eso, o la búsqueda no se está haciendo bien". Dice que "el agujero no tiene una dirección vertical como si la perforación cayera a plomo. En cien metros puede haber una desviación de hasta dos y tres metros hacia los laterales. El terreno serpentea".
Ya son dos noches y tres días en los que el operativo continúa sin descanso las tareas para rescatar al menor de dos años que cayó en el pozo en Totalán (Málaga). Según informan los servicios de rescate, las tareas para llegar hasta el pequeño podrían alargarse varios días.