La presunta agresión se produjo el 29 de agosto del pasado año, cuando la menor ya había puesto fin a la relación sentimental que mantenían, según consta en el auto de procesamiento dictado. Pese a la orden de alejamiento que tenía respecto de ella al haber intervenido unos meses antes la madre, el acusado se puso en contacto con la adolescente a través de la red social de Instagram.
"Ella accedió a que se encontraran y tras empezar a hablar la cogió y la llevó hasta una vivienda en construcción situada en el Cerrillo de Maracena, donde la introdujo cogiéndola con fuerza del brazo. Una vez dentro supuestamente sacó una navaja y se produjo la agresión sexual, al tiempo que le propinaba puñetazos y le asestó hasta 26 puñaladas por todo el cuerpo", según el relato de la magistrada.
Finalmente la joven se desmayó y presuntamente la dejó abandonada allí, de modo que no fue encontrada hasta la mañana siguiente por algunos vecinos que sintieron sus quejidos y lamentos. La joven ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Materno Infantil en estado grave y tras un periodo hospitalizada logró salvar la vida.
En el auto, la jueza acuerda mantener en prisión provisional al acusado, al que procesa por delitos de asesinato en grado de tentativa, de abusos sexuales, de quebrantamiento, de detención ilegal y de agresión sexual. También le requiere para que preste una fianza de 135.000 euros para asegurar el pago de las responsabilidades que puedan derivarse de este proceso.
Al tratarse de un procedimiento sumario, la juez ha vuelto a recibir en declaración al procesado, que es el paso previo para dar por concluida la instrucción y elevar el asunto a la Audiencia Provincial.
Según consta en el acta, el procesado le dio un puñetazo en la cabeza a la menor, estando ella en el suelo le rajó el pantalón y a continuación empezó a asestarle puñaladas, aunque niega que le diera 26. Ha declarado que cuando la joven se desmayó se acercó y le tocó el cuello para ver si seguía viva. Vio que tenía pulso y entonces se fue.