Un trabajador infiltrado en dos macrogranjas de Sevilla y Tarragona, proveedoras de la cadena de supermercados Lidl, ha grabado duras imágenes en las que se puede ver a pollos heridos, completamente hacinados, golpeados hasta la muerte, y conviviendo, los vivos con los muertos.
Cristina Martín, portavoz de Equalia, señala que "en estas imágenes se pueden observar varios presuntos delitos de maltrato animal", a lo que añade que "en una de las granjas se puede observar un presunto delito contra la salud pública por una mala gestión de las aves muertas".
Por su parte, Lidl ha condenado los abusos que muestran las imágenes, y asegura que dejará de trabajar con los proveedores cuando se confirmen los hechos, aunque el foco vuelve a ponerse en la producción industrial de carne. "Todos estos sistemas intensivos suponen un problema de salud pública. Es el cóctel perfecto para la aparición de enfermedades zoonóticas, como la gripe aviar", advierte portavoz de Equalia.
Frente a ese modelo de crecimiento rápido, lucha por sobrevivir el de la cría de animales al aire libre, que es más tradicional, natural y sostenible. "Dar a los animales una calidad de vida que merezca la pena vivir solo se consigue en entornos abiertos donde los animales están en contacto unos con otros", defiende Pedro María Herrera, consultor en Ganadería Extensiva de la Fundación Entretantos.
Además, destacan, producen alimentos de mayor calidad y contribuyen a gestionar el paisaje y prevenir los incendios. Sin embargo, las reglas de juego, se quejan, las tienen en contra: "Hace falta un marco legal que sea más favorable a la ganadería extensiva, una ley pastoralista, una ley de ganadería extensiva que reconozca esta actividad y que diga que es buena y tiene que ser potenciada", reclama Pedro María Herrera.
Según 'WWF', la ganadería extensiva ha perdido en España en las últimas tres décadas el 30% de sus cabras y el 40% de sus ovejas.
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