A Eluz y Josua les ha tocado hacerse cargo de hijos de asesinadas por violencia machista y de sortear las trabas administrativas y económicas de un sistema que asegura que les desampara.

"Con 25 años me tocó ocuparme de mi hermano pequeño, un trabajo que es 24 horas los siete días de la semana, que se une a un laberinto de puertas que tengo que llamar", explica Josua.

El padrastro de Josua explotó su casa, con su madre dentro y todos sus recuerdos. Desde entonces asegura que se siente solo en la lucha por seguir adelante: "Me siento abandonado, mi hermano de diez años está abandonado, mi familia está abandonada. No recibí ninguna ayuda para reconstruir nuestra casa".

Un testimonio que ha arrancado los aplausos del hemiciclo. Al igual que los de Eluz. "Estamos hablando de niños que se han quedado sin padre y sin madre, y estos niños necesitan labrar su futuro". A la hermana de esta mujer le mataron frente a sus hijos y a su madre.

A parte del dolor, tuvo que iniciar un camino para solucionar las deudas de su hermana y para conseguir las pensiones para sus sobrinos: "Señores, que no vengo de ganarme la lotería, que me acaban de asesinar a mi hermana". Tampoco fueron rápidos los trámites para que los pequeños consiguieran la condición de orfandad: "Los trámites tardan seis meses, durante esos seis meses esos niños qué comen".

Cuentan con el apoyo del expresidente Jose Luis Rodríguez Zaptero: "Para poner en marcha estas tareas se trata de que exista sensibilidad política". Y que se ponga en marcha el pacto de Estado contra la violencia machista.