El adolescente Max Werenka se encontraba en un lago en Columbia Británica cuando, de repente, observó lo que parecía un coche sumergido, por lo que avisó rápidamente a la Policía. Mientas los agentes llegaban, el adolescente se sumergió en las aguas de dicho lago para comprobar qué era exactamente la silueta que acababa de ver. Incluso, usó su cámara GoPro para grabar la zona exacta y el estado en el que se encontraba el vehículo.
Después de enseñar las imágenes a la Policía, los buzos del Cuerpo llamaron a una grúa que sacó el coche de debajo del agua. En el interior del vehículo encontraron el cuerpo sin vida de una mujer y documentación. Tras la investigación pertinente de los agentes, el cadáver resultó ser el de Janet Farris, una mujer que desapareció en 1992 mientras se dirigía a una boda en Alberta.
Su familia, que llevaba décadas buscándola, aunque ya con poca esperanza de encontrarla con vida, ha manifestado su satisfacción, por, encontrar a Janet. Así lo ha afirmado su hijo, George Farris, quien ha explicado que por fin han cerrado el caso y tienen un "final de la historia".
Por su parte, la madre del adolescente ha explicado a 'People' que el descubrimiento de su hijo "era como si estuviera destinado a suceder" mientras que la Policía ha declarado que no existen indicios de que haya habido ningún tipo de delito en el accidente.
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