Crystal Broke, una joven de Carolina del Norte, ha sido condenada a 30 años de prisión por un delito de asesinato en primer grado después de admitir que mató a su padre, Michael Howell, cuando tenía 17 años.

La joven, que ahora tiene 20 años, disparó a su progenitor en la cabeza y escondió el cadáver, envuelto en plástico, en un saco de dormir, según ha publicado 'Daily Mail'.

Después de cometer el crimen se gastó todo el dinero que su padre tenía ahorrado e invitó a sus amigos a instalarse en su casa, después de contarles que su progenitor se había suicidado.

Según el asistente del fiscal, "la vivienda se convirtió en una sala de fiestas con drogas, tenían incluso una barra de 'striptease' en la cocina".

Uno de los compañeros de Crystal descubrió el cadáver envuelto con un plástico en un cobertizo de la casa y un día después, la joven fue arrestada.