Desde 1918, los alumnos becados por la Academia de Bellas Artes de San Quirce siempre han pintado el entorno del Valle del Paular. En 2019, se han encontrado con algo muy diferente: el fuego lo había arrasado todo. "Nos invadió mucho aquella desolación", explica Laura Ríos Villar, directora artística de la Beca de Pintores Pensionados.
Aprovecharon la coyuntura para lanzar un mensaje a favor de la conservación de nuestros montes. Nuria Ahijano, responsable cultural de Monasterio de Santa María de Paular, cuenta que se trata de "una obra maravillosa que ha creado a partir de la destrucción".
Recogieron ramas carbonizadas y las usaron como pintura para plasmar el paisaje desolador que les rodeaba. "Lo que yo intentaba era como coger una sensación de algo tenebroso y duro", explica Luis Utrillas, alumno becado.
"Un pintor tiene una paleta a la que está acostumbrado a trabajar. Sin embargo, el color del carbón en contraste con la parte que no se quemó resulta difícil de pintar y afrontarse a ello", asegura Irene Anguita, otra alumna de la beca.
Un manifiesto acompaña a los dibujos, que se encuentran expuestos en el Monasterio de Santa María del Paular. "Tenemos ese don natural de utilizar el fuego y no debemos utilizarlo para destruir la naturaleza que es quien nos ha dado eso", defiende Nuria Ahijano. Estos jóvenes, con sus obras, quieren que nadie olvide lo que ya solo es ceniza.
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