Violencia vicaria
Juana Rivas somos muchas: el grito desesperado de otra madre coraje que denuncia maltratos a su hijo
Los detalles Hablamos con 'María', una madre valiente que lucha contra el silencio de la justicia ante el maltrato infantil. A pesar de las ingentes pruebas que ha aportado, su caso fue archivado, aunque se encuentra recurrido. La lucha por la protección de sus hijos sigue siendo un testimonio de la desprotección en el sistema judicial español.

María (nombre ficticio) comenzó la relación con su pareja a principios de 2014, con la ilusión de formar una familia y un hogar. Su vida estaba llena de atenciones y cuidados. Sin embargo, lo que comenzó como una historia de amor se convirtió en una pesadilla llena de abusos, amenazas y violencia. Un relato que nos lleva a pensar en el mediático caso de Juana Rivas.
Esta mujer asegura que, a partir de su primer embarazo, la crueldad se hizo más evidente: "Empiezan las amenazas. Me dice que si lo dejo me quitará a mi hijo, y le enseñará a ser machista y misógino como él".
Las señales de alerta fueron ignoradas durante años, incluso por ella misma: "Empiezo a tener relaciones sexuales con él para que no se enfade conmigo, para ver si está más contento, y nos trata mejor a los dos, pero ahí... comienza a tratar mal a nuestro primer hijo".
Con el nacimiento de su segundo hijo, María comenzó a visitar a expertos que le aconsejaron denunciar el castigo económico, psicológico e infantil ejercido sobre los hijos por parte de su pareja: "Me dijeron que denunciara, pero después de hacerlo, todo el mundo desapareció", lamenta.
Tras varias denuncias, María se enfrentó a la complejidad de un sistema judicial y social que parecía desbordado. "Lo que me sorprende es que después de ponernos en riesgo, nadie haya valorado ni siquiera a los menores cerrando el caso", lamenta. Los informes médicos, las grabaciones, las fotos y los testimonios de testigos se amontonaron, pero la respuesta de las instituciones fue nula.
Sin embargo, a pesar de contar con un cúmulo de pruebas, la justicia decidió archivar su caso, dejándola a ella y a los niños expuestos a un peligro constante.
Uno de los momentos más desgarradores para María fue cuando el hijo mayor, tras un episodio de miedo extremo a su padre, tuvo que acudir a urgencias. "El día que empezó la custodia compartida, mi hijo tuvo que ir al hospital en ambulancia por el miedo que le tiene al padre. Tenía sólo 4 años y pidió que fuera la policía con él dentro de la ambulancia", cuenta la madre, con la voz entrecortada. El informe clínico de urgencias del Hospital Universitario de Canarias al que ha tenido acceso laSexta.com confirma el estado de ansiedad extrema del niño: "Se encontraba afectado con nerviosismo, sudoroso, con tensiones y frecuencia cardiaca elevada".
Los informes médicos hablan de hematomas que se repiten
El pediatra que atendió al menor, que ahora cuenta con 8 años, habla de "lesión eritematosa en nalgas, con centro más claro, que concuerda con las marcas que dejarían los dedos de una mano al dar una nalgada".
Hace ya años que en España golpear a un hijo es un delito. Ya desde la Convención sobre los Derechos del Niño, los diferentes tratados europeos y, desde el 2021 la Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia cualquier violencia física o psíquica a cualquier menor se encuadra dentro del marco punitivo muy alejado de la intención educadora que se busca.
El auto del archivo: el juez fundamenta, pero no actúa
El auto judicial que archiva el caso de María y sus hijos está claramente fundamentado, según los detalles a los que ha tenido acceso laSexta.com. En la resolución, el juez reconoce las pruebas y los informes médicos, pero también señala un aspecto crucial: los niños no siempre dejan señales visibles y, en muchas ocasiones, son incapaces de verbalizar lo que están viviendo. Este vacío de información es fundamental, porque, en muchos casos, la protección de los menores se basa en su capacidad de narrar lo que ocurre en su entorno. Cuando los menores no pueden o no son escuchados adecuadamente, el sistema de justicia queda en una posición delicada.
La importancia de una intervención más integral
No siempre es justo culpar a los jueces de la falta de protección a las víctimas de violencia doméstica, como en el caso de María. En muchas ocasiones, como se refleja en el auto, los jueces no cuentan con las herramientas necesarias para evaluar adecuadamente los daños psicológicos y emocionales que sufren los menores. Los informes psicológicos y las evaluaciones de los niños son esenciales, pero también es importante contar con un sistema que permita la recopilación efectiva de pruebas, como testimonios de expertos en infancia y herramientas de protección especializadas para menores.
¿Dónde quedan los menores?
Lo descrito es un caso muy doloroso y preocupante que pone de manifiesto las posibles fallas del sistema de protección infantil en España, en cuanto a la respuesta judicial y administrativa a situaciones deabuso y maltrato. Es crucial que los procedimientos judiciales respeten siempre los derechos de los menores, asegurando su protección y bienestar, y que los testimonios y pruebas sean evaluados con la debida seriedad y en función de la gravedad de los hechos denunciados, para evitar que haya más Marías en nuestra sociedad.